sábado, 18 de abril de 2009

Matrimonio y finanzas


Administrar el dinero no es tarea fácil y mucho menos para los cónyuges. Una cosa es ser soltero, pero cuando uno tiene una familia que mantener la vida ya no es la misma y creo que una de las formas de administrar correctamente el dinero es vivir según nuestras posibilidades. Mantener gastos fijos coherentes no es sencillo ya que la publicidad seduce a los consumidores con cada vez más variedad de artículos y productos, por los cuales los cónyuges tienen que trabajar cada vez más horas para conseguirlos. Actualmente administrar sabiamente el dinero supone resistir la tentación de pedir préstamos bancarios y pagar elevados intereses para emprender negocios inseguros y comprar cosas innecesarias. Proverbios 22:7 advierte: “El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta”.
Otra cosa que puede dañar la economía familiar es el egoísmo. Muchos cónyuges gastan su dinero egoístamente en vicios, cigarrillos, bebidas, cuando tienen necesidades básicas sin cubrir. Esto es ignorancia y puede llevar el matrimonio a la ruptura. Si queremos que nuestro matrimonio tenga éxito debemos compartir los gastos y administrar nuestros ingresos con previsión, planificación y sentido común. Jesús en cierta ocasión preguntó: “¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo necesario para acabarla?”. (Lucas 14:28). Con esta pregunta Jesús dice básicamente que debemos administrar nuestras finanzas a corto y a largo plazo.
Hay que calcular los gastos y planificar previamente todo lo que vamos a emprender. Planificar implica hacer un presupuesto para darle el uso más sabio a nuestro dinero. De este modo vamos a vivir según nuestras posibilidades, manteniendo los gastos al día, sin deudas ni préstamos innecesarios. El apóstol Pablo reflexionó a este respecto: “Porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1 Timoteo 6:7-10).
Pues bien, los cristianos no estamos solos en este mundo porque Dios esta con nosotros y si ponemos al reino de Dios en primer lugar Dios jamás nos va a dejar solos y jamás hará que pasemos necesidades. Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33). Dios es el proveedor de la familia. Cuando nos rendimos a él y lo buscamos en oración, él va a responder y darnos sabiduría para que administremos nuestras finanzas asertivamente. Finalmente decimos con el apóstol Pablo: “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:12,13).

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar