La oración nos acerca a Dios. Cuando oramos le contamos a Dios todo lo que nos pasa y vertimos ante su presencia todas nuestras necesidades porque sabemos que él cuida de nosotros. Él es nuestro Padre protector. Él es nuestro guardador. Es bueno buscar un momento en el día y dedicárselo al Señor. Ahora, es bueno orar solo, pero mucho mejor es orar con tu esposa/o. Los matrimonios que oran son matrimonios poderosos, libres del mal. Para los cónyuges orar debe ser una actividad diaria. Por supuesto que diariamente vamos a lidiar con múltiples problemas, pero la oración nos fortalece y nos ayuda a salir adelante, resolviendo los problemas, dándonos gozo aún en medio de las circunstancias más aciagas.
Jesús dijo que debemos orar siempre sin desmayar. (Lucas 18:1). Orar debe ser una necesidad para los dos cónyuges. Si uno ora y el otro no ora, estamos en problemas. Recordemos que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones. Orar debe ser una necesidad. El motivo de nuestras oraciones es siempre el mismo: Necesidad de estar en comunión con Dios. "Por tanto, os digo que todo lo que pidieres orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá", dice Marcos 11:24. Orar es creerle a Dios. Orar es saber que Dios tiene nuestras vidas en control. Orar en pareja es declarar que Dios es el centro del matrimonio. Por eso dice Santiago "La oración del justo puede mucho".
Quiero ilustrarte la importancia de la oración con la siguiente historia:
“Había un joven cristiano que fue llamado por el ejército para servir a su patria en pleno conflicto bélico. Su madre piadosa cuando lo despidió le hizo una promesa "todos los días a las 6.30 p.m. oraré por ti".
Un día en pleno enfrentamiento un compañero cayó herido al otro lado de la trinchera, no se podía levantar; nadie podía aventurarse a rescatarlo porque las balas enemigas caían con frecuencia hacia ellos.
El joven cristiano consulta su reloj y eran las 6.15 p.m. y cuando eran las 6.30 saltó la trinchera y rescato a su amigo y las balas no tocaron nada de su cuerpo. Su comandante le preguntó ¿por qué esperaste hasta las 6.30? Le contestó el joven cristiano – Mi mamá prometió orar todos los días a la 6.30 –“.
Los matrimonios que oran son bendecidos por Dios. En medio de dificultades económicas, en medio de enfermedades psicológicas o físicas, debemos buscar a Dios en oración junto a nuestro cónyuge. Cuando dos personas que se aman se ponen de acuerdo y buscan a Dios seguramente lo van a encontrar y las respuestas de Dios llegaran una detrás de otra. En el matrimonio, la entrega al otro debe ser total. No solamente nos unimos al otro sexualmente sino que además nos unimos espiritualmente. En síntesis, el matrimonio perfecto es la unión de tres personas: el hombre, la mujer y por supuesto, Dios. Si oramos junto a nuestro cónyuge encontraremos la paz de nuestro Padre Celestial y además fortaleceremos nuestra relación conyugal.
“…todo cuanto pidáis al Padre en mi nombre, él os lo dará. Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre. Pedid y recibiréis para que vuestro gozo sea completo”
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar