jueves, 19 de febrero de 2009

Sin fe es imposible

Tener fe implica creer en todo lo que Dios nos ha prometido en su palabra. La fe es una respuesta de confianza en que Dios puede resolver nuestros problemas o puede darnos la sabiduría para que nosotros podamos resolverlos. El escritor de Hebreos define la fe como “la certeza de lo que se espera (futuro) y la convicción de lo que no se ve (presente)”. (Hebreos 11:1). La fe no es una cuestión racional o mental, la fe es espiritual. Fe no es ver para creer sino creer para ver. Sin fe es imposible alcanzar la bendición. La fe descansa en lo que Dios nos ha dicho. Dios dijo en su palabra que si creemos que él puede mover su mano las cosas se harán realidad. Con su ayuda todo lo podemos.

Muchos cristianos hemos tenido crisis de fe porque hemos dejado de creer en las promesas de nuestro Padre Celestial. Hemos atravesado intensos momentos de duda y conflictos internos debido a decisiones vitales porque en vez de apoyar nuestras decisiones en las escrituras nos hemos apoyado en nuestra racionalidad. No tiene nada de malo pensar, lo que si tiene de malo es cuando pensamos y no tenemos en cuenta las promesas del Señor y no le consultamos nuestros asuntos. Dios quiere que le creamos. Quiere que descansemos en él. Él es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Hace un tiempo leí un artículo del pastor Bernardo Stamateas titulado Quebrando la fe fóbica. Bernardo dice que los cristianos le tememos a todo. Le tenemos fobia a lo nuevo, al éxito, incluso a la gente. Y esta fe nos destruye nuestra relación con Dios. Nuestro Señor quiere que seamos personas de fe. Quiere que tengamos éxito, que seamos exitosos en el trabajo, que seamos inteligentes, en fin, quiere que le creamos. Porque para el que cree todo es posible.
Hoy vivimos en un mundo de escepticismo. La gente no cree en nadie porque hay muchos charlatanes que hacen promesas y después no cumplen lo que prometen. Al ver los noticieros advertimos que la gente ya no cree en la justicia ni en la política ni en nada. La gente esta cansada de escuchar a charlatanes que prometen riquezas instantáneas, productos para bajar de pesos que no dan resultados, mentiras, mentiras y más mentiras. Y tener un sano escepticismo para no creer en estos charlatanes es bueno, pero cuando le tenemos escepticismo a Dios ahí estamos en problemas. Jamás debemos dejar de creerle a Dios. ¡Jamás! Cuando se trata de nuestra vida, cuando se trata de aprovechar las oportunidades y desarrollarnos integralmente, tenemos que dejar el escepticismo de lado. Si le creemos a Dios vamos a conseguir lo que anhelamos. Cuando realmente deseamos algo y le creemos a Dios, él conspirará para que nuestros sueños se hagan realidad. “La fe en el futuro engendra poder en el presente. La fe es la firmeza del alma que le aporta osadía a los sueños”, escribió Max Lucado en su libro Cuando Dios susurra tu nombre.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar