
Si queremos vences nuestros miedos y limitaciones tenemos que imitar la actitud de David. Tenemos que confiar que Dios puede darnos la puntería y las armas necesarias para vencer a todos nuestros gigantes personales. Nuestra valentía no solo nos afectará a nosotros sino que afectará a todas las personas que nos rodean. Recordemos que cuando una persona cambia, cambia todo lo que le rodea. Del mismo modo que la osadía de David inspiró a los israelíes para que persiguiesen a los filisteos y los vencieran, nuestros seres queridos y nuestros amigos serán inspirados por nuestras conquistas y se convertirán en conquistadores. “Levantándose luego los de Israel y los de Judá, gritaron, y siguieron a los filisteos hasta llegar al valle, y hasta las puertas de Ecrón. Y cayeron los heridos de los filisteos por el camino de Saaraim hasta Gat y Ecrón. Y volvieron los hijos de Israel de seguir tras los filisteos, y saquearon su campamento”. Antes de que apareciese David en escena los israelíes creían que Goliat era demasiado grande como para vencerlo, pero cuando llegó David les enseñó que el gigante era demasiado grande como para errarle. Ejercitemos nuestra fe como lo hizo David. David se ejercito siendo Pastor de ovejas para proteger al rebaño tuvo que combatir muchos males. Él le dijo al Rey Saúl: “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de ovejas de su padre; y cuando venia un león, o un oso y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él y lo hería, y lo libraba de su boca; y si se levantaba contra mí, yo le echaba mano de la quijada, y lo hería y lo mataba. Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba. Y este filisteo incircunciso, será como uno de ellos, porque ha provocado al ejercito del Dios viviente “Añadió David: “Jehová me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, el también me librara de la mano de este filisteo” (17:34- 37)”. Ejercitemos nuestra fe, venciendo diariamente a los problemas de la vida y nuestra fe crecerá. Pronunciemos palabras de fe como lo hizo el adolescente David y nuestros gigantes se derrumbarán delante de nosotros. Lancemos palabras de fe. Declaremos: “El gigantes es demasiado grande como para errarle…”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar