“Nunca…nunca… ¡nunca se den por vencidos!”, dijo Winston Churchill. Tal vez esta frase para muchos no signifique, nada pero para los británicos es una frase memorable. Churchill, primer ministro británico, pronunció este discurso en medio de una circunstancia insostenible: el ataque nazi desde el continente europeo a la isla de Gran Bretaña durante la segunda guerra mundial. Muchos ciudadanos británicos habrán cuestionado las decisiones de Churchill. Seguramente habrán pensado y se habrán preguntado por qué derramar tanta sangre y perder tantas vidas oponiéndose al nazismo. Muchos desconfiaban de las decisiones del primer ministro, pero Churchill tenía una clara imagen del bien y el mal. Para él Hitler representaba todo el mal que había en la humanidad. Su tenacidad y firmeza en sus sólidos principios morales, pese a las críticas y los reveses políticos y militares, fue lo que finalmente salvó a Europa.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar