La vida esta pavimentada de pérdidas. Algunas personas pierden el hogar, el trabajo, amistades, incluso debido a la muerte muchos han perdido a seres queridos. Los seres humanos no somos infalibles y de cuando en cuando, nos equivocamos, cometemos errores, tropezamos, perdemos. Entonces, si de veraz queremos disfrutar de la vida debemos aprender a lidiar con el fracaso y la frustración. Porque el éxito es conseguir lo que queremos y la felicidad es querer lo que se tiene. La victoria la alcanzan únicamente aquellas personas que saben aceptar las pérdidas. Por supuesto que a todos nos encanta ganar, queremos ser los protagonistas de la historia, queremos ser los primeros. Pero aunque ganemos necesitamos aprender a lidiar con el sufrimiento, el dolor y las pérdidas.
Hay que saber perder con elegancia, sabiduría, inteligencia. Saber perder es un principio de éxito porque en la mesa de juego se conoce al caballero. La dignidad de la derrota no se encuentra en la victoria. No hay nada más feo que estar frente a un mal perdedor. Un mal perdedor no tiene dominio propio y esto lo hace una persona insoportable. Entendemos por mal perdedor no solamente el que dice lo que no debe, sino el que actúa o gesticula poniendo de relieve que no sabe asumir su pérdida. El que no sabe perder es porque no sabe jugar. Si nos ganan jugando mejor, pues es de lo que se trata, de contrastar habilidades. Si nos ganan por suerte o por injusticias del árbitro, pues se acepta igualmente, porque cuando se empieza a jugar se aceptan las reglas.
En esta sociedad de feroz competitividad es común ver gente que quiere sobresalir. Los mensajes publicitarios y muchos programas de televisión que muestras a famosos llenos de dinero y esto ha configurado en la mente de la gente un exitismo feroz, donde todos quieren ser los ganadores y no quieren estar en segundo lugar. Y por causa del exitismo feroz que nos rodea vivimos constantemente comparándonos con otros en diversos ámbitos y áreas de nuestra vida. Pero jamás podemos relegar a un segundo plano el principio de éxito que es tener en cuenta la importancia de saber perder y aceptar, que en ocasiones, no siempre todo saldrá bien. Por otro lado, ser un buen ganador tiene sus reglas de oro. Una de las reglas de oro es ser un ganador con humildad. De la misma forma que es triste ver a un mal perdedor es triste también ver a un ganador presuntuoso. Lo primero que ha de hacer un vencedor es dirigirse a su adversario y valorar su desempeño, su tarea, su labor. Hay que entender que en la vida vamos a ser ganadores y otras veces vamos a ser perdedores. En ocasiones vamos a ganar y algunas veces vamos a perder. Cuando ganemos disfrutemos con humildad de la victoria y cuando perdemos aprendamos de nuestro error. En fin, ganemos o perdamos, lo importante es competir.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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