miércoles, 30 de julio de 2008

La impaciencia y la felicidad


Si siempre andas corriendo y no queres que nada te detenga. Si no sos capaz de esperar a que el semáforo se ponga en verde y pasas en rojo. Si sos incapaz de detenerte a reflexionar sobre las consecuencias de tus acciones. Si vivís metiendo la pata por apurado. Si constantemente tropezas, te equivocas, y haces las cosas a la ligera y te moves en la vida a un ritmo trepidante. Entonces sos un impaciente.

El impaciente es incapaz de esperar. Tiene fobia a la espera. Los psicólogos dicen que los impacientes son ansiosos y que el afán y el deseo de obtener resultados inmediatos esconden angustias e insatisfacciones. Según un psicólogo, “este tipo de personas tienen una necesidad de inmediatez muy alta y por eso viven la espera con mucha angustia. Generalmente, el contexto nunca se ajusta a sus demandas”. El impaciente no percibe ni asocia correctamente la relación entre el esfuerzo y el resultado.

El problema del impaciente tiene su origen en la niñez, precisamente porque es durante la niñez cuando se consiguen las cosas sin demasiado esfuerzo. Por lo tanto, lo que angustia al impaciente es el trabajo que debe realizar para conseguir resultados. La palabra paciencia no esta el diccionario del impaciente y esto contribuye a que la persona impaciente sea incapaz de analizar las circunstancias, planificar y aprender a relajarse en las situaciones básicas de la vida.

Los impacientes tienen que recapacitar y revalorizar la paciencia como virtud. Porque el disfruta de su presente y acepta el ciclo de cada cosa, de cada circunstancia, disfruta mucho más de la vida. Las cosas apuradas salen mal. Además la impaciencia a la larga puede traer aparejados problemas psicosomáticos.

La impaciencia tiene una fuerte repercusión en la persona en su totalidad, debido a que permanentemente las personas impacientes portan frustraciones y angustias que ofuscan la felicidad y a medida que la impaciencia va controlando nuestras vidas vamos absorbiendo un estrés crónico que puede desembocar en serios problemas físicos.

Resulta fundamental que tomemos conciencia de nuestra impaciencia, es imprescindible que comprendamos que no todo el mundo debe llevar nuestro ritmo de vida y al mismo tiempo podremos disfrutar más de la vida y seremos más agradables con nuestros semejantes. “¿Por qué aguardas con impaciencia las cosas? Si son inútiles para tu vida, inútil es también aguardarlas. Si son necesarias, ellas vendrán y vendrán a tiempo”, dijo Amado Nervo.


Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: