martes, 29 de abril de 2008

La función de los imprevistos


Un imprevisto es algo que no esperábamos. Es un gasto que no calculamos en el presupuesto. La mayoría de la gente planifica su vida, pone orden a sus prioridades. De todas formas, aunque en sus mentes lo tienen todo planeado, siempre aparecen cosas, eventos, circunstancias que no estaban planeadas. Es decir, fijamos metas, objetivos, y luchamos por alcanzarlos, pero cuando vamos hacia ellos nos encontramos con cosas que obstaculizan nuestro caminar. Tener en cuenta los imprevistos nos ayuda a lidiar con la frustración, el fracaso, la tensión nerviosa. Si sabemos que nos vamos a topar con imprevistos, cuando estos lleguen vamos a entender su aparición en nuestra senda.

Entonces, cuando aparezca algo que no esperábamos vamos a aprender de ello. Un imprevisto es algo inevitable. Y lo inevitable es algo que asesina los sueños de mucha gente. Cuando aparecen situaciones indeseadas muchos bajan sus brazos y dejan de pelear. Otros en cambio cabalgan contra el viento. Los del segundo tipo son los que entienden la función de los imprevistos. Dios utiliza los imprevistos para enseñarnos el poder de la paciencia. Cada vez que pasamos una prueba y salimos airosos, somos más sabios. Los sabios dicen que cuando hemos estado cerca de la muerte es cuando le atribuimos el verdadero valor a la vida. Cuando estamos enfermos le damos el verdadero valor a la salud.

Cuando nacemos entramos al mundo llorando. Salimos de la comodidad del vientre de nuestra madre y a partir de ahí nos cruzamos con millones de imprevistos que condicionan nuestra vida. De hecho, nacer es un imprevisto. Crecer es un imprevisto. Sobre todo cuando somos adolescentes, en esa etapa de la vida adolecemos de muchas cosas. Tenemos mucho que aprender.

En una obra literaria que leí hace muchísimos años un personaje le pregunta a otro: “¿Cuál es el ser viviente que a la mañana camina en cuatro patas, a la tarde en dos y a la anochecer en tres patas?”. Otro personaje dio la respuesta a esta pregunta diciendo: “El hombre”. La respuesta es el hombre porque cuando nace comienza a gatear y eso lo hace con ambas manos y ambos pies. Cuando comienza a caminar utiliza para moverse únicamente los pies y cuando ya es viejo anda con bastón.

Es decir, en la vida vamos moviéndonos con diferentes posiciones. Porque surgiendo cosas nuevas. Algunas son esperadas y otras no. En la segunda categoría entran los imprevistos. Y los imprevistos entran a nuestra vida para movernos el piso y sacarnos de la comodidad. Entran a nuestras vidas para enseñarnos el movimiento de la vida, la volatilidad de las cosas. En la vida todo enseña, y sobre todo, enseñan los imprevistos.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

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