lunes, 31 de marzo de 2008

Cuando realmente deseamos algo


Un escritor dijo: “Cuando una persona realmente desea algo Dios conspira para que esa persona pueda alcanzar su sueño”. Así pues, con desear algo no alcanza, también hace falta trabajar por nuestros sueños. Sin esfuerzo no podemos conseguir nada. La persistencia, la diligencia, el tesón, hacen que una persona común y corriente salga del promedio. El psiquiatra Enrique Rojas en su ensayo La conquista de la voluntad dice que con esfuerzos continuados podemos alcanzar lo que deseamos. Lo único que tenemos que hacer para desarrollar nuestra voluntad es educar en pequeños esfuerzos. Aclaro esto porque he escuchado a individuos que me han hablado de grandes proyectos, de ideas extravagantes, de empresas poderosas, cuando en realidad no tenían ni un peso sus bolsillos. A eso en psicología se le llama megalomanía, es decir, delirios de grandeza. Y este artículo no estoy hablando de delirios o extravagancias, estoy hablando de voluntad, de desear algo con todas nuestras fuerzas, obviamente teniendo en cuenta que las cosas no llegan solas. De hecho, hay que conseguirlas con trabajo.
Los motivadores dicen que hay dos tipos de personas. Están las personas que esperan que las cosas sucedan y están aquellas personas que hacen que las cosas sucedan. Los que saben lo que quieren hace que las cosas sucedan e incluso del sufrimiento sacan una enseñanza. Hay un concepto en psicología que se llama resiliencia, y consiste en salir fortalecidos de la adversidad. El refrán popular que dice: “Lo que no te mata, te fortalece”, es muy cierto. La frase que encabeza este artículo que gusta mucho porque dice “cuando una persona realmente desea algo”, lo cual habla de una afirmación de nuestros deseos. Ejemplo: Se cuenta la historia de un niño que se orinó en la cama hasta los diez años de edad. Cuando este niño entro en la adultez contó que su padre todos los días sacaba afuera del patio la sabana en la cual él se había orinado para que cuando sus compañeros de colegio pasaran por su casa, se burlasen de él. Entonces, como esta situación lo hacía sentir muy mal, él se iba corriendo hasta su casa para bajar las sabanas y en consecuencia evitar la burla de sus amigos. Una vez grande este niño se convirtió en un hombre que fue tres veces campeón mundial de triatlones. Lo que este niño en su momento vio como un fracaso se convirtió en la fuente de su éxito.
En su ensayo Fracasos exitosos, Bernardo Stamateas dice que para estar preparados para el éxito debemos atravesar diferentes situaciones de fracaso. Y el que verdaderamente desea algo sabe que incluso el fracaso conspira a favor. En la vida las personas que viven con un propósito ven más tiempo y disfrutan mucho más de la vida. Porque cuando sabemos lo que queremos Dios conspira a nuestro favor. De hecho, “en los momentos de aflicción es cuando nos encontramos habitualmente con las maravillas del amor de Dios”. Nada puede detener a quien vive con propósito. Dios ha dado a los hombres capacidades innatas. Dentro de cada ser humano hay potencial, talentos, dones, diferentes capacidades. Es por todo esto que debemos trabajar en nuestros puntos fuertes. Es más, si trabajamos las virtudes, los defectos del carácter y las deficiencias de la personalidad desaparecen solos. Nos hacemos fuertes trabajamos en lo que somos buenos. Como dije al principio: “Cuando realmente deseamos algo y trabajamos por conseguirlo, Dios conspira para que podamos alcanzar lo que deseamos”.


Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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