
“Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra, y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra”. (Génesis 11:9). Nimrod, cuyo nombre significa rebelde, quien llegó a ser el líder más importante de la tierra, fue el que tuvo la idea de construir la torre de babel. Los habitantes de la tierra de Sinar, sin pensar, obedecieron sus órdenes. En el capítulo once del libro de Génesis esta registrada la historia de la construcción de la torre. Los hombres de aquella época decidieron construirla con el propósito de alcanzar el cielo sin la ayuda de Dios. Por algo será que el mismo término babel proviene etimológicamente del hebreo Bábel, de balal, confundir. Sin Lugar a dudas babel es un lugar donde hay gran desorden y confusión o en que hablan muchos sin poder entenderse. De ahí la confusión de las lenguas.
Dios, como sabía que los hombres no desistirían de su proyecto arquitectónico, hizo que los albañiles que trabajaban en la construcción de la famosa torre empezaran a hablar en diferentes idiomas. De súbito nadie entendía a nadie. El hecho histórico de la torre de babel se aplica a nosotros de la siguiente manera: Cada vez que tratamos de llegar a la bendición por cuenta propia, sin la ayuda de Dios, estamos creando confusión. La sociedad actual ha progresado mucho en lo económico, lo tecnológico, los seres humanos tendríamos que vivir con más tranquilidad, paz. Sin embargo, aunque hemos progresado en lo exterior, por dentro estamos confundidos. Cada vez tenemos más aparatitos. Disponemos de miles de juguetes tecnológicos, pero confundimos a los sujetos con objetos. Cosificamos a los demás. Manipulamos. Engañamos y somos engañados. En fin, no nos entendemos. De ahí tanta confusión.
“El término Sinar quiere decir: "vigilar al que duerme". Satanás precisamente lo que hace es seguirnos cuidadosamente, esperando a que desfallezcamos y, por lo tanto, en vez de continuar nuestro Camino, nos paremos y nos establezcamos. Este es un estado de "bajas defensas" espirituales, de falta de protección, de cierto alejamiento de la sana Doctrina de
Construir la torre de babel es como irse lejos de la casa del Padre. Eso le paso al hijo pródigo. Se fue lejos, a la provincia apartada, es decir, empezó a construir la torre de Babel y se confundió. Lejos de Dios solamente encontramos confusión. Podemos construir ideas, teorías religiosas, pero si todo lo gravita en torno a Cristo, lo único que vamos a hallar es confusión. Cuando los seres humanos se unen para ir en pos de un camino errático lo único que encuentran es sufrimiento, dolor, soledad y aislamiento moral. Si Dios estableció que podemos llegar a él únicamente por medio de Jesús, ¿por qué queremos encontrar un camino alternativo? Lo cierto es que el misticismo religioso es producto de la irracionalidad, el delirio, el pecado. El pecado nos conduce a la confusión. Mientras que los hombres no encuentren en su Creador la única fuente de sabiduría y orientación, jamás podrán encontrar la panacea de la paz personal. Dios dice a todos aquellos que escuchan sus palabras: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. (Apocalipsis 2.17).
En conclusión, de la única manera que podemos llegar al cielo es a través de Cristo. Jesús dijo que él es el camino, la verdad y la vida y nadie va al cielo sino es por medio de él. Lejos de Dios hay confusión. Cerca de él hay lucidez. Separados de Jesús nada podemos hacer…
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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