miércoles, 2 de enero de 2008

Estableciendo límites

Un límite es una restricción, una línea, punto o momento que señala la separación entre dos cosas o personas. Existen límites en lo fiscal, legal y social; y los límites son necesarios, beneficiosos, en fin, ordenan las relaciones interpersonales. Los psicólogos dicen que los límites son la instrumentación práctica de una norma de convivencia y como tales son posibilitadotes. Puede pasar que los límites generen algún estado de frustración pero esto contribuye al crecimiento. Para que los límites funcionen es necesario aprender a ponerlos y aceptar los límites que nos ponen otros. Mantener límites coherentes, asertivos, pertinente con quienes nos vinculamos socialmente hace que nuestras relaciones interpersonales sean sanas, fundamentadas en el respeto, la aceptación y el amor. El poeta Robert Frost dijo que las buenas cercas hacen buenos vecinos. Un refrán popular dice que la libertad de cada uno termina en la punta de la nariz de nuestro prójimo. En su ensayo Límites, fronteras y relaciones, el autor Chales L. Whitfield, escribió:”Ser consciente de los límites me ayuda a descubrir quién soy yo. Hasta que no sepa quién soy yo, me costará bastante mantener relaciones sanas, tanto si son conocidos casuales, amigos, relaciones cercanas o relaciones íntimas”.
Establecer límites en todas nuestras relaciones interpersonales es fundamental si queremos disfrutar de una vida ordenada, tranquila, pacífica. Asimismo, cuando establecemos límites no debemos ser rígidos, inflexibles porque esto dificulta y complica las relaciones. La falta de límites es causa de problemas pero la exageración y la rigidez también pueden ser causa de problemas relacionales. Los límites rígidos son como muros que nos alejan de los demás. El Dr. Jaime Barylko escribió sobre los límites: ““El ser humano logra bienestar si, en sus relaciones consigo mismo y con los demás, se mantiene en esos límites, moviéndose con libertad en ellos. En cambio, si despliega una búsqueda de sí o de los otros, creando objetivos y expectativas fuera de esos límites personales, se siente mal. En tal caso, sus capacidades y aptitudes de ser intentan sobrepasar su realidad. Entonces, vive una fantasía; o bien sufre la angustia y frustración de no alcanzarse a sí, ni comprender a los otros”.
Poner límites es respetar nuestras idiosincrasia, nuestra identidad, nuestra personalidad, y al mismo tiempo es respetar la idiosincrasia, la identidad, la personalidad del otro. Sin límites no hay respeto, tolerancia, flexibilidad. Pero cuando hay límites cada cual vierte su opinión, la cual va a convivir con otras opiniones sin antagonismos, rivalidades ni desprecio. Las personas que reconocemos y valoramos la diversidad, valoramos los límites porque reconocemos que sin límites no hay identidad. En definitiva, la función de los límites consiste en establecer quienes somos ante nuestros semejantes. Los límites nos ayudan a entender que siempre no nos saldremos con la nuestra. A veces ganaran los otros. A veces ganaremos nosotros. Y otras veces empataremos con otros y nadie será el ganador. Los límites son educativos porque nos ayudan a despojarnos de nuestro narcisismo, saliendo hacia otros con amor. La implementación de límites sanos contribuye a formar y preservar la identidad personal. Los límites hacen bien, educan, le dan sentido a la vida y favorecen la madurez psicológica. Los límites nos hacen crecer.
Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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