sábado, 27 de octubre de 2007

Sobre el escapismo y la realidad



Son innumerables las personas que escapan de la realidad. También son muchas las gestiones que utilizan para hacerlo. El escapismo es retirarse de la realidad a un mundo imaginario. Escapar de la realidad consiste en imaginar un mundo irreal que únicamente nos pertenece a nosotros. Las personas escapistas adhieren sus vidas a una fantasía constante y excesiva. Sueñan con un mundo mejor, pero evaden sus responsabilidades en el mundo real. Muchas personas escapan de la realidad por medio de las drogas. Otras lo hacen a través del alcohol. Otras lo hacen por medio del tabaco. Otras lo hacen a través de una fantasía hacia el deporte. El que escapa del mundo real es porque en el mundo real se siente inferior y no encuentra su lugar en la sociedad. No encuentra su lugar porque no le resulta afable buscarlo. El escapista teme enfrentar las responsabilidades del mundo real.
Un analista de la cultura actual, llamado H. R. Rookmaaker, reflexionó: “El hombre, siendo humano, sin embargo, trata una y otra vez de evadir (ESCAPAR) la lógica de su propia posición y busca su auténtico yo, su humanidad, su libertad, aunque solamente pueda hacerlo por medio de la mera irracionalidad o un misticismo completamente infundado”. Las personas que escapan de la realidad están completamente sumidas en el miedo de la vida. Generalmente, los que más escapan de la realidad, son los jóvenes, pues carecen de experiencia y por tanto, temen afrontar algunas cosas que suceden en la vida y que son inevitables. Así pues, no todos escapan, ya que también hay personas que están y permanecen en la realidad porque son personas equilibradas, maduras psicológicamente, y de buena concordancia entre la edad cronológica y la mental. Ahora, yo me pregunto: ¿Por qué hay personas que le temen a la realidad? Yo creo que en cierto modo todos le tememos a la realidad de la vida. Pero también creo que son muchos los que le temen a la vida y no la afrontan, porque le tienen miedo al sufrimiento y al fracaso. En contraste, están aquellas personas que le temen a la vida y que lidian con la realidad a pesar del sufrimiento y a los fracasos que puedan afrontar. Otra pregunta: ¿Cuál es la mejor manera de lidiar con la realidad? La mejor manera obviamente, es afrontarla con la ayuda de Dios y su palabra, la Biblia. La Biblia es la brújula que nos acerca el norte de nuestra existencia y además es la guía suprema sobre los temas que conciernen a los hombres. Lejos de Dios y su palabra, es imposible afrontar la realidad con absoluta certeza. G. Campbell Morgan dice: “Nuestra distancia de Dios es la incapacidad de conocer y comprender lo cercano. Es la distancia del ciego de la gloria del cuadro que tiene enfrente. La distancia del sordo de la belleza de la sinfonía que suena a su alrededor. Es la distancia de todos los movimientos de vida en el medio en el que vive”.
Hay tres elementos que son indispensables para afrontar la realidad con seguridad interior. En primer lugar se encuentra ‘el amor responsable’, es decir, el amor que se configura de acuerdo a 1 Corintios 13. En segundo lugar se encuentra ‘el trabajo responsable’, es decir, el trabajo que converge en el bienestar personal y por ende, en el bienestar de la familia. Y en tercer lugar se encuentra ‘La adquisición del conocimiento bíblico’, es decir, leer la Biblia diariamente y ponerla en práctica. Estos tres elementos siempre debemos tenerlos en cuenta, y sobre todo, debemos tener en cuenta que el amor es un trabajo de todos los días, que el trabajo es una responsabilidad de todos los días y que el estudio devocional de la Biblia también es una responsabilidad de todos los días. Con la ayuda de nuestro Padre Celestial es posible la realización personal. La vida es un trabajo permanente. El amor es un trabajo. El trabajo es necesario. Y adquirir conocimiento bíblico es un trabajo. Eclesiastés nos dice: ‘No hay cosa mejor para el hombre sino que coma y beba, y que su alma se alegre en su trabajo (Amor, Trabajo, y conocimiento bíblico). También he visto que esto es la mano de Dios’. (2:24).

Julio C. Cháves
Escritor78@yahoo.com.ar

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