lunes, 15 de octubre de 2007

Lo bueno de ser bueno

En su ensayo Lo bueno de ser bueno, los autores Thaler, Linda Kaplan y Robin Koval, cuentan historias reales sobre personas que alcanzaron el éxito y la realización a través de la amabilidad, el respeto y la cooperación. Los autores reconocen que hay personas que no son bondadosas y que de todos modos alcanzan sus sueños y llegan al éxito, pero al mismo tiempo, arguyen que las personas bondadosas son más felices que los que alcanzaron el éxito debido al individualismo, el egoísmo y la mezquindad. La amabilidad y el respeto, aseguran, es un camino más efectivo y beneficioso hacia el éxito ya que nos hace más ricos, sanos, sabios, y sobre todo, felices. Desde la Grecia clásica los filósofos dijeron que el bien es el placer y el placer implica la ausencia del dolor físico y el disturbio anímico. Asimismo, los griegos reconocieron que el camino del bien no es tan sencillo, ya que muchas acciones de bien no están exentas de sufrimiento, desavenencias y desasosiegos. Así pues, hacer el bien se define como una decisión placentera de expresar bondad, lo cual nos mejora y perfecciona como seres humanos. Jamás debemos arrepentirnos de expresar bondad, aunque muchas veces nos paguen mal por bien. La mayor señal de inteligencia es desear el bien ajeno. El ser humano infeliz es cruel, pero la persona que realmente disfruta de la vida y valora a los demás, siempre advierte las virtudes de los demás y omite los errores. Claro que ve los defectos de los demás, pero hace todo lo posible por ayudar al otro a superarse y mejorar como persona. La Biblia dice que no debemos vencer al mal con el bien. Jesús fue bueno con la gente y por eso lo recordamos hasta el día de hoy y es el ser más importante de historia de la humanidad. Las personas bondadosas viven más tiempo, tienen más éxito en sus vidas y son más felices que el resto. En otras palabras, están destinadas a vivir de una manera mucho más interesante y satisfactoria que quienes carecen de esta cualidad”, escribió Piero Ferruci, en su ensayo El poder de la bondad.
Cuando comprendemos a las personas y advertimos sus necesidades, contribuyendo, como podamos, a su bienestar, fortalecemos nuestra capacidad de dar. Hay que decir que fuimos creados para amar. Por lo tanto, la falta de bondad nos deshumaniza y nos convierte en personas desagradables, mezquinas, insensibles, indeseables, antagónicas. Muchos creen que si uno es bueno pasa como tonto, pero la realidad es que la bondad atrae la bondad, porque lo semejante atrae lo semejante. El hombre cosecha lo que siembra. Lamentablemente algunos creen que deben ser duros, legalistas, autoritarios, dictadores, duros de corazón para alcanzar el éxito y cuando llegan al éxito resulta que son completamente infelices porque no tienen con quien compartir sus logros. Esto es muy triste. Alcanzar el éxito mediante la bondad es lo mejor que nos puede pasar en la vida ya que cuando llegamos a la sima gracias al bien, entonces tenemos con quien compartir nuestras victorias. Ser bueno implica descubrir lo útiles que podemos ser a favor de otros, implica el gozo ver que el otro esta bien, implica la satisfacción de contribuir al mejoramiento de la sociedad. El bien nos ayuda a despojarnos del egoísmo, fortalece nuestra capacidad de amar, hace que nos demás nos perciban y nos consideren. Una persona bondadosa hace el bien sin esperar nada a cambio, da sin esperar recompensa. Ser una persona de bien quiere decir que no tenemos maldad y deseamos el mal ajeno. Fomentar lo bueno, el respeto, la comprensión, el entendimiento, es expresar empatía, altruismo, generosidad. El conjunto de buenas acciones, el bueno comportamiento, desear el bien ajeno, bendecir a los enemigos, no codiciar los bienes del otro, hablar bien, no criticar, favorece la convivencia pacífica con otros seres humanos. Hacer el bien es placentero, es humanizarse, es ponerse en el lugar del otro, es construir, es ser mejor persona. Cuando hace el bien desea ser mejor y lo logra.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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