domingo, 21 de octubre de 2007

La Biblia y la psicología


La psicología estudia la mente, el sentido de la vida, la conducta; y como el comportamiento de una persona esta determinado por los pensamientos, entonces la Biblia y la psicología se complementan, contribuyendo al entendimiento, interpretación y comprensión del acontecer humano. Vivimos en un mundo complejo, desafiante, donde es común encontrarnos con vidas destrozadas, confusión mental, trastornos de la personalidad, biografías atestadas de idas y vueltas, bajadas y subidas, alegrías y tristezas, fortalezas y debilidades. Debido a que el hombre constantemente esta tratando de explorar la mente, es lógico que los cristianos acudan a la psicología, como una forma de encontrarle soluciones a los problemas existenciales. Entonces, el conocimiento de la Biblia, que es el manual más completo y radical sobre el comportamiento humano, más la implementación de terapias cognitivas asertivas, pertinentes, científicas, objetivas, concretas, los cristianos estamos capacitados para confrontar las cuestiones mentales que nos aquejan y abaten. Vale decir que aunque las sagradas escrituras es un texto sobre la relación del Creador con sus criaturas y no son un libro de psicología, de todas maneras la Biblia constituye una fuente veraz que aporta conocimiento pleno sobre la condición humana y cuando la palabra de Dios dice algo sobre la conducta humana, lo dice con autoridad, veracidad, contundencia.
Esta es una época donde abunda el miedo, la ansiedad, el hastío, el vacío. La realidad evidencia que la mente humana esta desquiciada, malograda, destructiva, confusa, alienada. Las emociones y los pensamientos de los hombres son de constante mal y perversidad. Debido a desequilibrios emocionales y sentimentales, las familias yacen signadas por el desencanto, la desgracia, la angustia, los desencuentros y el desamor. Y en este contexto ambivalente, paradójico, escurridizo, oscuro, la culpa y la ansiedad proliferan la falta de sentido y de propósito. Por lo tanto, la gente necesita una fuente de verdad, ética, moral, valores, que rijan su comportamiento hacia el bien, el amor, la bondad. Y esta fuente de verdad que tanto se necesita es la palabra de Dios, la Biblia. Es allí, en las páginas de este sagrado libro, donde encontramos respuestas y soluciones a todos nuestros dilemas. La palabra de Dios dice que es lo bueno y lo malo, diferencia lo amargo de lo dulce y establece límites bíblicos que orientan el comportamiento, las costumbres, la cultura, la gente. Al conocer la palabra, los cristianos están capacitados, ayudándose por la psicología, a tomar decisiones correctas, asertivas, maduras. Además, los cristianos no cuentan solo con la Biblia y la psicología sino que también cuentan con la ayuda del Espíritu Santo, persona que nos acompaña y guía a toda verdad. (Juan 16:13).
Cuando los cristianos conocen la palabra entienden su comportamiento, dejando de lado cuestiones existencialistas, pragmáticas, ejerciendo deliberadamente su libertad, lidiando con fe y racionalidad con el entorno hostil que caracteriza a este siglo XXI. En Dios la vida tiene un propósito de ser, la personalidad tiene sentido, las relaciones humanos son sanadas, condimentadas de amor, bondad, empatía. Mientras los existencialistas hablan de un futuro sin esperanzas, la fe nos hace esperar la bendición de Dios, lo cual nos marca el norte de nuestra existencia. La pirología no se opone al cristiano, antes bien, se complementa, ayudándonos a enfrentar los problemas cotidianos, induciéndonos a la confesión de nuestros pecados, simplificando nuestros conflictos y permitiendo que el Espíritu de Dios. Cuando reflexionamos bíblicamente, advertimos que el pecado, la salvación y santificación están provistos cualitativamente al individuo en este orden. Antes que nada una persona tiene que saber que es un pecador y necesita un Salvador. Segundo, debe saber que Dios ha provisto salvación a través del Señor Jesucristo para los pecados de esa persona. Y que una vez que una persona se convierte en hijo de Dios, se prevé que en tercer lugar seguirá una vida santificada, una vida con propósito, una vida con sentido. Estas cosas son de gran importancia y están en este orden en la Palabra de Dios. Pero cuando un mira estas tres cosas cuantitativamente, en la Biblia, los dos primeros caminos-el del pecado y el de la salvación, ocupan un breve espacio en su palabra. En realidad, Dios no necesita mucho espacio para revelar a los seres humanos el ingreso del pecado y las consecuencias que lo acompañan y que toda la humanidad es pecadora, ni le lleva mucho tiempo mostrarnos lo que ha hecho Cristo por nosotros. Pero cuando se trata de la cuestión de la santificación, eso requiere toda una vida. Los bosquejos biográficos que vemos en la Palabra de Dios, nos muestran las vidas de hombres, mujeres, niños y niñas que han tenido problemas similares a los nuestros, que han tenido sus alturas y sus profundidades, que han sufrido y gozado, que han bajado y han subido, que han amado y odiado, que han herido y han sido heridos. En, la palabra de Dios, más la psicología nos aportan una interpretación completa sobre la condición humana en general y la más sublime esperanza que tenemos los cristianos es la promesa que nos ha hecho Cristo, cuando dijo: "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia."(Juan 10:10).

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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