Sigo pensando en la expresión de la iglesia que vivirá mi generación. He tenido la bendición de pasar mucho tiempo en varias congregaciones distintas, de todas ellas tengo buenos recuerdos y experiencias, aunque en ocasiones las diferencias doctrinales ha sido muchas las cosas importantes siempre han estado presentes, y es el vinculo que nos mantiene juntos.
No creo que el futuro esté en las megaiglesias, las iglesias en las casas, la iglesia emergente o en las estrategias de crecimiento. Aunque de todo esto se pueden tomar buenos principios, pienso que el futuro está en devolver la iglesia a la gente. Es necesario volver a vivir la experiencia de ser iglesia, algo real, significativo. Basta ya de reunirnos los domingos con ropas apretadas a cantar cuatro alabanzas, recitar tres oraciones y escuchar un elaborado sermón. Sigámoslos reuniendo pero en vez de hacer la asistencia o la enseñanza la parte principal pongamos en el centro la experiencia con Dios por medio de su familia.
Ayer llegué un poco tarde a la reunión de mi iglesia, lo que menos deseaba era escuchar un largo sermón. Quería ver mis hermanos, saludarlos y saber de ellos. Las cosas que de verdad importan son el amor, la familiaridad, el calor, ¡La gente! Hubiera querido que el mensaje se termine más temprano para invertir ese tiempo en estar juntos. Prefiero dar un abrazo, vale más que diez versículos.
No creo que el futuro esté en las megaiglesias, las iglesias en las casas, la iglesia emergente o en las estrategias de crecimiento. Aunque de todo esto se pueden tomar buenos principios, pienso que el futuro está en devolver la iglesia a la gente. Es necesario volver a vivir la experiencia de ser iglesia, algo real, significativo. Basta ya de reunirnos los domingos con ropas apretadas a cantar cuatro alabanzas, recitar tres oraciones y escuchar un elaborado sermón. Sigámoslos reuniendo pero en vez de hacer la asistencia o la enseñanza la parte principal pongamos en el centro la experiencia con Dios por medio de su familia.
Ayer llegué un poco tarde a la reunión de mi iglesia, lo que menos deseaba era escuchar un largo sermón. Quería ver mis hermanos, saludarlos y saber de ellos. Las cosas que de verdad importan son el amor, la familiaridad, el calor, ¡La gente! Hubiera querido que el mensaje se termine más temprano para invertir ese tiempo en estar juntos. Prefiero dar un abrazo, vale más que diez versículos.
Fuente: http://www.pezmundial.com/
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