Solo hay algo que me molesta más que una iglesia hidrocefálica —donde sus miembros tienen la cabeza más grande que el corazón—, y son las iglesias plásticas, las cuales no tienen identidad, personalidad o sabor propio, sino que son réplicas de ministerios exitoso, calcadas a mano; fotocopias.
Comprendo que la iglesia es un cuerpo, y como todo ser vivo, tiene principios naturales que limitan o permiten su crecimiento, pero la tendencia actual no es guiarse por principios, pues esto toma algo de tiempo, sino transplantar modelos exitosos, echarles agua y esperar tener una réplica rápida de aquellos frutos.
Comprendo que la iglesia es un cuerpo, y como todo ser vivo, tiene principios naturales que limitan o permiten su crecimiento, pero la tendencia actual no es guiarse por principios, pues esto toma algo de tiempo, sino transplantar modelos exitosos, echarles agua y esperar tener una réplica rápida de aquellos frutos.
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