Siempre he preferido enseñar fuera de los templos que en ellos cuando la audiencia está compuesta de creyentes. Con ellos, prefiero hacerlo en lugares públicos, en las casas o cualquier otro espacio no común. Si la audiencia es general, no importa tanto; a veces hasta favorece. Esto, porque he visto que es mucho más fácil transmitir un principio en un lugar no habitual para quienes lo reciben. Empecé a notarlo mientras enseñaba en un campamento de un grupo de jóvenes al que conozco bien. Había compartido con ellos varias veces en el edificio donde se reúne su iglesia, pero su actitud allá en el campo era radicalmente diferente a la que mostraban en la ciudad: se mostraban más activos, abiertos a recibir nuevas ideas, curiosos y participativos. Fuente: http://www.pezmundial.com/
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