viernes, 6 de julio de 2007

Cómo lidiar con personas difíciles


“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí! cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce”. (Santiago 2:1-12).
Cuando los conflictos se centralizan recurrentemente en una sola persona, estamos ante un individuo difícil. Entonces, cabe preguntarnos: ¿Cómo hacemos para lidiar con este tipo de personas? ¿Cómo hacemos para que no nos influencie su comportamiento? Claro que todos los seres humanos, incluso los cristianos, tenemos problemas, conflictos, pero otra cosa muy diferente es ser conflictivo. Cuando el protagonista de los conflictos es el mismo de siempre, entonces es probable que estemos con alguien que es un caso especial. Muchas personas tienen problemas, como podemos tener todos, y como no saben lidiar con ellos y encontrarle las soluciones, entonces se vuelven un problema, no solo complicando su propia vida sino complicando también la vida de los demás. Este prototipo de personas son generalmente negativas, cínicas, soberbias, y todas estas características hacen que sea difícil relacionarse con ellas. Las personas difíciles también puede ser que sean complicadas porque no se sienten a gusto con nosotros. Quiero decir que muchas veces esas personas son conflictivas porque nosotros hemos contribuido con nuestra forma de tratarlas para que sean así. Así pues, aunque hay muchas personas, como dije arriba, que se vuelven problemáticas porque tienen problemas o crisis personales que no pueden superar, también están aquellas personas que son complicadas porque quieren ser de esa manera y en realidad no quieren ser de otra forma.
Cuando hablamos con personas problemáticas o difíciles debemos comunicar nuestros pensamientos con claridad, coherencia, honestidad y simpleza. También convenimos compartir nuestras opiniones sin subjetivismo y al mismo tiempo debemos procurar conocer lo que opina el otro, respetando los pensamientos ajenos. Si queremos llevarnos bien no debemos ser egoístas y correspondemos enfocarnos en los intereses de otros. Debemos elogiar, ver lo bueno, ver las cualidades positivas de los demás, y si tenemos que criticar o discrepar corresponde hacerlo en privado ya que a nadie le agrada ser criticado en público. La critica pública aleja a los demás. Nuestro enfoque debe ser en el comportamiento de la persona y no en la persona en si. Además, hay que entender que todos podemos pasar por malos momentos y que todos tenemos derecho a cambiar. La Biblia dice que debemos amar a nuestros semejantes como a nosotros mismos. Además, algún día nosotros podemos ser los conflictivos. Santiago 2:13 refiere: “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”.
Al enfocarnos en las virtudes en las personas conflictivas, veremos que cuando estas personas son bien tratadas, cuando las tenemos en consideración, estas personas cambian y mejoran. Hace unos años leí un ensayo sobre la inteligencia emocional del Dr. Daniel Goleman, donde el autor decía que no debemos ser arrebatados y debemos controlar nuestras emociones, siendo inteligentes emocionalmente, pues de esta manera somos más agradables y nos llevamos mejor con los demás. En este ensayo titulado La inteligencia emocional, Goleman contaba la historia de varias personas que por no controlar sus emociones perdieron muchas cosas de valor. Si queremos llevarnos bien con los demás debemos cultivar la escucha, mostrar empatía, contener a los otros y de este forma nos llevaremos bien con nuestros semejantes. Proverbios 15:1 al 4 dice: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor. La lengua de los sabios adornará la sabiduría; mas la boca de los necios hablará sandeces. Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos. La lengua apacible es árbol de vida; mas la perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu”.

Julio césar cháves
Escritor78@yahoo.com.ar

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