martes, 22 de mayo de 2007

Títeres de la carne.


Estos personajes urbanos sobreabundan. Son ególatras. Lo único que les interesa es la satisfacción de sus bajos instintos. Son víctimas del destructivo complejo de Casanova. Guiados por impulsivos deseos sexuales buscan constantemente la satisfacción sexual, buscan el orgasmo salvaje que los libere de su angustia. La fidelidad no aparece en su diccionario sentimental. Son tóxicamente infieles. Las mujeres que se cruzan en su camino son utilizadas y descartadas. El síndrome de Casanova los hace convivir con la inseguridad, el miedo, la soledad, el abandono, la falta de compromiso. Consideran a las mujeres como simples objetos sexuales que no sirven nada más que para dar placer. Los Casanovas son profundamente narcisistas y la soberbia es tu su estandarte con que se muestran al mundo. Son enfermos, no tienen valores ni ética. Víctimas de su intensa secreción de adrenalina sexual, de su frustración, su inseguridad, se tornan agresivos, destructivos. Buscan en el orgasmo en sentido de la vida pero no pueden encontrarlo porque el amor es lo que le da sentido y propósito a la vida. El complejo de Casanova engloba a personas que en el fondo son resentidos, tímidos, mentirosos, que no se sienten capaces de dar ni recibir amor. Lo peor de todo es que no sienten culpa ni remordimiento por hacerles el mal a las mujeres. Son hombres de doble vida, doble moral. Esclavos de la obsesión, la seducción, la ansiedad, la angustia, la compulsión sexual. Títeres de la carne. Títeres de la vieja naturaleza. La Biblia dice que el que practica el pecado es esclavo del pecado. Y los Casanovas son esclavos del pecado.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: