
En su ensayo titulado El campo de batalla de la mente, Joyce Meyer dice que todos los cristianos formamos parte de una guerra y el campo de batalla es la mente, donde Satanás trata de sembrar engaños, mentiras, preocupaciones, miedos, dudas, ansiedad, paranoia, y todo tipo de mentiras, con las cuales procura desgastar nuestra vida espiritual, que a su vez nos impide llegar a la victoria espiritual. Sin duda, todos los seres humanos somos seres pensantes. Y es allí en nuestra mente donde batallamos contra la carne, el mundo y por supuesto, el diablo. Lo que pensamos determina nuestro comportamiento. Por lo tanto, el diablo sabe que si controla la mente de una persona ya lo tiene todo a su favor. Así pues, nosotros los cristianos sabemos que si pensamos en lo que Dios quiere podemos vivir una vida cristiana victoriosa. Si pretendemos disfrutar de una vida cristiana llena de triunfos y alegrías es necesario cultivar buenos pensamientos, llevando cautivos todos nuestros pensamientos a la obediencia a Dios. El apóstol Pablo escribió: “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. (II Corintios 10:3-5).
Cuando Cristo fue tentado en el desierto enfrentaba al diablo declarando la palabra de Dios. El diablo decía una cosa y Jesús decía: Escrito esta…Jesús conocía la palabra de Dios. Él sabía que llenar la mente con las sagradas escrituras es imprescindible si queremos tener victoria sobre el enemigo. La palabra de Dios es poderosa para limpiar nuestra mente de patrones de pensamientos impuros, pensamientos que se contraponen a la voluntad de Dios. En la palabra del Señor encontramos fortaleza y respuestas a todas nuestras preguntas. Hebreos 4:12,13 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que todo espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma, el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. La palabra de Dios penetra hasta lo más profundo de nuestro corazón y corrige nuestra conducta, de tal forma que hagamos la voluntad de Dios. Aprender la palabra de Dios es la clave para renovar nuestras mentes y erradicar las mentiras que el diablo ha depositado en nosotros desde la infancia. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Lo que el hombre piensa determina su comportamiento. Por lo tanto, debemos reprogramar nuestras mentes con la palabra del Señor, esto instalará patrones divinos de pensamiento que contribuirán a nuestro crecimiento espiritual. El mundo actual yace atado a la permisividad, el materialismo y el hedonismo porque ha dejado de lado la influencia de la palabra de Dios. Dios nos habla de tres maneras: a través de las circunstancias, la voz del Espíritu Santo y por supuesto, por intermedio de su palabra. Por esto siempre debemos estar atentos a la voluntad de Dios. Los seres humanos no sólo vivimos de pan sino de la palabra de Dios, dice Mateo 4:4. Reprogramemos nuestras mentes con la palabra de Dios ganaremos la batalla de la mente. Si aprendemos la palabra del Señor, Dios transformará radicalmente nuestras vidas y nos llenará de bendiciones y alegrías.
Julio césar cháves juliogenial@hotmail.com
Cuando Cristo fue tentado en el desierto enfrentaba al diablo declarando la palabra de Dios. El diablo decía una cosa y Jesús decía: Escrito esta…Jesús conocía la palabra de Dios. Él sabía que llenar la mente con las sagradas escrituras es imprescindible si queremos tener victoria sobre el enemigo. La palabra de Dios es poderosa para limpiar nuestra mente de patrones de pensamientos impuros, pensamientos que se contraponen a la voluntad de Dios. En la palabra del Señor encontramos fortaleza y respuestas a todas nuestras preguntas. Hebreos 4:12,13 dice: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, más cortante que todo espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma, el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”. La palabra de Dios penetra hasta lo más profundo de nuestro corazón y corrige nuestra conducta, de tal forma que hagamos la voluntad de Dios. Aprender la palabra de Dios es la clave para renovar nuestras mentes y erradicar las mentiras que el diablo ha depositado en nosotros desde la infancia. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Lo que el hombre piensa determina su comportamiento. Por lo tanto, debemos reprogramar nuestras mentes con la palabra del Señor, esto instalará patrones divinos de pensamiento que contribuirán a nuestro crecimiento espiritual. El mundo actual yace atado a la permisividad, el materialismo y el hedonismo porque ha dejado de lado la influencia de la palabra de Dios. Dios nos habla de tres maneras: a través de las circunstancias, la voz del Espíritu Santo y por supuesto, por intermedio de su palabra. Por esto siempre debemos estar atentos a la voluntad de Dios. Los seres humanos no sólo vivimos de pan sino de la palabra de Dios, dice Mateo 4:4. Reprogramemos nuestras mentes con la palabra de Dios ganaremos la batalla de la mente. Si aprendemos la palabra del Señor, Dios transformará radicalmente nuestras vidas y nos llenará de bendiciones y alegrías.
Julio césar cháves juliogenial@hotmail.com
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