
John Wesley dijo: “Lo mejor de todo es que Dios esta con nosotros”. Ante el dolor, lamentablemente, muchas personas no tienen en cuenta el hecho de que Dios esta con ellos. Dios es trascendente, pero al mismo tiempo es inmanente e interviene en los asuntos de los seres humanos. A nuestro le interesamos tanto que aún tiene contados los cabellos de nuestra cabeza. En este mundo sufrimos todo tipo de aflicciones y problemas, pero Dios siempre esta a nuestro favor y nos da la salida a todos nuestros problemas. Él jamás nos deja solos en medio del dolor. A veces pensamos que Dios no esta con nosotros porque lo notamos como ausente, pero aunque muchas veces no percibamos su presencia él esta cuidándonos. Salmos 34:19 dice también que muchas son las aflicciones del Justo, pero de todas ellas le librara Jehová. Cuando nos aferramos al dolor es cuando Dios no puede ayudarnos. Si queremos que el Señor resuelva nuestros problemas debemos entregárselos. Se cuenta que un día un niño estaba jugando con un florero muy caro y metió la mano en el florero y no podía sacarla. Entonces, su padre hizo lo posible por ayudarlo, pero fue en vano, el niño seguía sin poder sacar la mano del florero. Pensaron en romper el florero, pero el padre dijo por última vez: -Ahora, hijo mío, abre tu mano y extiende tus dedos, y así trata de sacar la mano. Entonces, el chico dijo: -Ay, papá, no puedo extender los dedos, no puedo porque si lo hago, soltaré mi centavo…
Lo que aprendemos de este breve relato es que muchas nos aferramos a las cosas de este mundo en vez de confiarle nuestros problemas a Dios, entonces sufrimos y nos encontramos la salida y no encontramos las respuestas a nuestras preguntas. La Biblia dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Y esto es verdad. En Dios somos fuertes en debilidad. Si estamos caídos, él nos levanta. Si estamos desorientados, él nos aclara las cosas. Dios es la fuente de la felicidad. Si confiamos en él vencemos la adversidad y la aflicción. El apóstol Pablo sufrió todo tipo de problemas y aflicciones, pero jamás dejó de servir a Dios. Este siervo de del Señor escribió: “¿Son hebreos? También yo. (...) Soy más todavía: por los trabajos, mucho más; por los golpes, mucho más; por las cárceles, mucho más. A menudo en peligro de muerte, cinco veces he recibido de los judíos 40 azotes con la mano, tres veces con látigos, una vez he sido lapidado; tres veces he naufragado, he pasado una noche y un día en el abismo. (...) Si hay que gloriarse, me glorifico de mi debilidad” (2 Corintios 11,22-31). Pablo amaba a Dios en medio del dolor. Dios le mostraba su grandeza y lo libraba de todos sus problemas, pero esto no sucedía por casualidad sino que sucedía porque el apóstol siempre estaba en comunión con Dios. Pablo no te temía ni a la muerte ni a nada y declaraba constantemente que nada lo separaría del amor de Dios en Cristo Jesús. Lo mismo que paso con Pablo puede pasar con nosotros. Si confiamos en el Señor y tenemos comunión con él, estamos seguros y confiamos en sus promesas. El siempre esta con nosotros. Jesús dijo que en mundo tendremos aflicción pero debemos confiar porque él venció al mundo. Juan 16:33 dice “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” No le digamos a Dios lo grande que son nuestros problemas, digámosle a los problemas lo grande que es nuestro Dios. Entreguemos nuestras vidas completamente a Dios porque él cuida de nosotros. Él desea nuestro bien. Echémonos en sus brazos de amor y comprensión. John Bunyan dijo: “En los momentos de aflicción nos encontramos habitualmente con las más dulces experiencias del amor de Dios”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
Lo que aprendemos de este breve relato es que muchas nos aferramos a las cosas de este mundo en vez de confiarle nuestros problemas a Dios, entonces sufrimos y nos encontramos la salida y no encontramos las respuestas a nuestras preguntas. La Biblia dice que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Y esto es verdad. En Dios somos fuertes en debilidad. Si estamos caídos, él nos levanta. Si estamos desorientados, él nos aclara las cosas. Dios es la fuente de la felicidad. Si confiamos en él vencemos la adversidad y la aflicción. El apóstol Pablo sufrió todo tipo de problemas y aflicciones, pero jamás dejó de servir a Dios. Este siervo de del Señor escribió: “¿Son hebreos? También yo. (...) Soy más todavía: por los trabajos, mucho más; por los golpes, mucho más; por las cárceles, mucho más. A menudo en peligro de muerte, cinco veces he recibido de los judíos 40 azotes con la mano, tres veces con látigos, una vez he sido lapidado; tres veces he naufragado, he pasado una noche y un día en el abismo. (...) Si hay que gloriarse, me glorifico de mi debilidad” (2 Corintios 11,22-31). Pablo amaba a Dios en medio del dolor. Dios le mostraba su grandeza y lo libraba de todos sus problemas, pero esto no sucedía por casualidad sino que sucedía porque el apóstol siempre estaba en comunión con Dios. Pablo no te temía ni a la muerte ni a nada y declaraba constantemente que nada lo separaría del amor de Dios en Cristo Jesús. Lo mismo que paso con Pablo puede pasar con nosotros. Si confiamos en el Señor y tenemos comunión con él, estamos seguros y confiamos en sus promesas. El siempre esta con nosotros. Jesús dijo que en mundo tendremos aflicción pero debemos confiar porque él venció al mundo. Juan 16:33 dice “Estas cosas os he hablado para que en mi tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” No le digamos a Dios lo grande que son nuestros problemas, digámosle a los problemas lo grande que es nuestro Dios. Entreguemos nuestras vidas completamente a Dios porque él cuida de nosotros. Él desea nuestro bien. Echémonos en sus brazos de amor y comprensión. John Bunyan dijo: “En los momentos de aflicción nos encontramos habitualmente con las más dulces experiencias del amor de Dios”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
No hay comentarios.:
Publicar un comentario