martes, 24 de abril de 2007

El film El color del paraíso, del director Majid Majidi, y el sufrimiento de los niños.


En el film El color del paraíso, del director Majid Majidi, se cuenta la historia de un muchacho perseguido por la tragedia. Además de sufrir por la tiranía de su padre, Mohammad es ciego. Estudia en un instituto especial en Teherán y durante las vacaciones de verano regresa a su pueblo natal donde viven sus dos hermanas, su abuela y su padre, que por cierto no esta muy satisfecho de ser el padre del niño. Mohammad es sensible y amante de la naturaleza, es un niño adorable, pero su padre no lo quiere y se siente avergonzado ya que un chico ciego en su vida le impide conseguir una mujer con quien casarse. Entonces, para alejarlo de casa, su padre lo pone de aprendiz de un carpintero. El film articula una historia triste, dolorosa, pero a la vez profundamente humana y conmovedora. Después de ver el film uno se pregunta porque Dios permite el sufrimiento humano. ¿Por qué tienen que nacer niños deformes? ¿Por qué existe el aborto, la mala educación, la discriminación, la drogadicción, el abuso, el maltrato? ¿Por qué tienen que sufrir los niños? Hay muchas causas sociales que contribuyen al sufrimiento de los niños, pero donde más sufren los niños es en hogar. A través del acoso moral, el abuso sexual, la descalificación, el menosprecio, y todo tipo de hostigamiento, la personalidad de los niños es deformada por el egoísmo de los progenitores. Como no pueden defenderse debido a su dependencia de sus padres, los niños son los que más sufren la por causa de la violencia domestica. Los niños son muy sensibles y si son rechazados eso les deja una huella negativa de por vida. Al no tener capacidad para lidiar con la locura de sus padres, los chicos incurren en las drogas, el alcohol y todo tipo de escapismo con el objeto de alejar la tensión familiar. Cuando vemos que un niño adopta un comportamiento violento, extremo, agresivo, y abusan de otros niños es porque estamos ante un niño es testigo de violencia doméstica. Los niños que sufren permanente hostigamiento tienen baja autoestima, se enferman seguidamente, sufren de estrés, no pueden prestar atención ni concentrase, tiene pesadillas, duermen mal, son inquietos, se aíslan, son ansiosos, inseguros y se sienten abandonados psicológicamente. Cuando son despreciados, aunque no sean despreciados verbalmente, los niños lo perciben y sufren por ello. El hecho de que los padres maltraten a sus hijos y no vean como algo normal, no significa que lo sea. La sociedad ratifica la violencia como un método de resolución de conflicto, tanto es así que los propios chicos justifican el agravio psicológico que ejercen sus padres hacia ellos, diciendo comúnmente frases como: “si me porto mal está bien que me peguen" o "me pegan para que nos portemos bien", lo que en el futuro se replica en un círculo vicioso de violencia. Ahora, es imprescindible que los niños se críen en un ambiente de no violencia ya que, como dijo un pensador, los niños son como el cemento fresco y todo los que les cae encima les deja una marca indeleble. Volviendo al film El color del paraíso, el director termina el relato cinematográfico de una manera sorprendente. El padre y Mohammad van cruzando un puente un tanto movedizo, precario y su Mohammad se cae al río, posteriormente, después de pensar millones de cosas, el padre se tira al río para salvarlo. Cuando se despierta el padre en la orilla del río ve a unos cuantos metros a Mohammad como muerto, entonces corre hacia él, lo toma en sus brazos, y el director termina el film enfocando la manito del pequeñito Mohammad que se mueve lentamente mientras su padre llora con él en sus brazos. Al igual que el padre de Mohammad, los padres tienen que reflexionar sobre como tratan a sus hijos, procurándole darle lo mejor de si mismos, ya que el rol de los progenitores es amar a sus hijos. Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad. Lo que se siembre en los niños, ellos sembraran en la sociedad. “La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices”.

Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: