sábado, 3 de marzo de 2007

Sexomandamiento.


“Y mientras las cosas se caían a pedazos
Nadie prestaba mucha atención”.
Talking Heads.


Antaño los padres les decían a sus hijos que no debían hacerlo. Pero ahora las cosas han cambiado. De hecho, las costumbres han cambiado. Y así todos ya no son los mismos. Los padres ahora dicen: hazlo, pero no te olvides de tomar la pastillita o de ponerte el profiláctico. Ayer, y hablo de pocas décadas atrás, las personas se sorprendían de ver la rodilla de una mujer. Hoy día los hombres deben tener una buena imaginación y también deben saber algo de moda, para imaginar una mujer vestida. Ya no se insinúa, se muestra, para que tantas vueltas. La impregnación erótica en los medios de comunicación actúa por su efecto subliminal. Por tal cosa, las relaciones entre hombres y mujeres se Materializa, y se desprende de toda emotividad y afectividad en medida creciente. Los sexos juegan al gato y al ratón, y puede ganar cualquiera. Quieren que el hombre use a la mujer y viceversa, pero que se enamoren de la mercancía ni a palos.
Asi como consumimos alimentos diariamente también consumimos sexo. Sexo en Internet y por teléfono, sexo con miradas y malos pensamientos, sexo por televisión y en la calle. Creemos que por mostrar nuestra intimidad somos más libres pero la sensación de soledad y hastío es contundente. La moda de la catarsis con la prostituta disfraza las angustias. El otro día estaba haciendo zapping y en america2 me encontré con programa llamado Acoso Textual donde el conductor recibe a un invitado y rodeado por varias mujeres que les hacen preguntas indiscretas, el invitado es sometido a un cuestionamiento que la única intención que tiene es descubrir las intimidades el acosado textual. Y las panelistas hablan de diferentes temas hasta que si o si abordan el tema del sexo. Y asi van sacando a luz sus virtudes multiorgásmicas mientras el acosado banaliza su intimidad manoseando impúdicamente sus amores retrospectivos. En canal 9 también vi otro programa llamado La pregunta animal, conducido por Gerardo Rozín donde este periodista estaba entrevistando a una modelo que daba detalles de sus fantasías y decía liberalmente con cuales de sus supuestos novios había hecho mejor el amor. Mostraba sus trapitos sucios y se reía como un personaje de algún relato de Poe.
El Dr. Jaime Barylko en su ensayo Para quererte mejor, cuenta: “Ayer el erotismo, el beso, la caricia, eran cosa de intimidad. La intimidad ha pasado de moda y se esta borrando del diccionario de la vida. O, en otros términos, la intimidad ha de exponerse en público. Potencias, frigideces, costumbres, maneras, posturas, imposturas, todo se dice a voz en cuello. Eficiencias y marketing nos dominan como dioses”.
Estamos viviendo la era del sexomandamiento. El moderno conflicto de los sexos esta acorralado por la falta de amor y el tedio. Los traumas impuestos por los medios, más los traumas adquiridos por la vida misma, estan destruyendo las relaciones interpersonales. Uno mira al otro y termina cosificándolo. El utilitarismo nos maneja como a titeres que se mueven gracias a que hilos aparentemente invisibles los sostienen. Los hilos que nos sostienen a nosotros son la falta de valores y el exceso de individualismo competitivo. El materialismo alienante ha ofuscado nuestra dimensión altruista. Ayer nos importaba como estaba el vecino pero hoy no sabemos si esta en casa.
Una colección de máscaras sonrientes nos ayuda a evadirnos y asi olvidarnos tristemente de nuestra mediocre calidad de vida. Se consumen personas porque el alma esta vacía. Lo insignificante acaba sustituyendo lo importante y la importancia de las personas desaparece. Como hay un exceso de desnudez tanto los hombres como las mujeres, como no saben que mostrar ya, se dedican a transformase en el quirófano. Se agregan y se quitan carne, se levantan las colas caídas y se estiran los pómulos, y se transforman en mutantes y eternos jóvenes de plástico. El programa llamado Transformaciones, en canal 13, conducido por Karina Mazzocco, es un claro testimonio de lo absurdo que hacen las personas con tal de mostrarse. Y los diferentes programas desfilan por las pantallas de los distintos canales de TV. Han cambiado las costumbres. Y todos somos víctimas y victimarios de este show de indiscreciones llamado realidad. Somos conductores e invitados de este show urbano. Hablamos de temas de actualidad, de política y moda, de deporte y a medida que nos vamos animando comenzamos a hacer evidente nuestras manías, sacando a luz nuestros delirios y chabacanerías, nuestros pecados y nos seducimos unos a otros hasta sacar a luz los secretos inconfesables. Y siempre con el mismo lema de fondo: el sexomandamiento.
Finalmente quiero recomendar un libro del Dr. Enrique Rojas titulado El amor inteligente. Este autor español nos dice: Lo que el ser humano necesita es amor. Hoy la palabra amor está falsificada: su abuso y manipulación la han ido degradando; a cualquier cosa se la llama amor. En el tablero de la psicología juegan al ajedrez los sentimientos y la razón, arbitrados por la cultura. El amor inteligente tiene tres notas básicas en su sinfonía: corazón, cabeza y espiritualidad, sin olvidar que lo cotidiano nunca es banal ni insignificante. El mejor amor se echa a perder si no se cuida con base en pequeños detalles. El doctor Enrique Rojas vuelve a deleitarnos con un análisis psicológico profundo que se adentra en el "cuarto de máquinas" de la conducta y se va abriendo paso entre la masa de ideas y conceptos, guiado por un principio fundamental: para estar con alguien es preciso estar primero con uno mismo. El amor tiene un alto porcentaje de artesanía psicológica. Nos hace libres y esclavos, nos emancipa y nos sujeta. El autor de esta obra quiere educar la inteligencia y la afectividad, porque sabe que comprender tarde es no comprender.


Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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