sábado, 17 de marzo de 2007

Los valientes morales.

La valentía moral es elegir el bien en vez del mal. Ser valiente moralmente es cumplir con el deber. Es hacer el bien, es ser responsable y hacer las cosas a conciencia. Un cobarde evade sus responsabilidades y deja las cosas incompletas. No cumple con su deber. Deja las responsabilidades de lado. La valentía moral tiene que ver con las buenas costumbres y las buenas acciones. Se cuenta que un rey antiguo, en plena batalla, se retiró a una ciudad cercana con el pretexto de ofrecer sacrificios a su dios; mientras tanto, su adversario, al mismo tiempo, ofrecía su gratitud y sus súplicas a su dios en busca de ayuda divina, y al mismo tiempo luchó por la victoria, espada en mano y venció. Lo mismo pasa en la vida cotidiana en este 2.005. Debemos llevar a cabo nuestros morales propósitos. Con valor moral debemos resistir las influencias corruptoras de los cobardes morales y cumpliendo con nuestras responsabilidades, debemos mostrar nuestra integra responsabilidad bondadosa. Las palabras muchas veces están de más. Sólo se necesitan buenas acciones. Buenas costumbres. De hecho, nuestro ejemplo, nuestro comportamiento lo dice todo. Nuestras acciones hablan por sí solas.
Contra la adversidad no hay palabras que valgan. La valentía es la única solución posible. Cuando los soldados van a la guerra es para luchar, pelear, morir o vencer. Proponerse luchar y nunca llevarlo a la práctica, no sirve de nada. En los asuntos de la vida lo que importan son las acciones. A los hechos debemos remitirnos. Los proyectos deben llevarse a la práctica. Hay que ser más decididos y valientes. Hay que marchar hacia delante. Hay que avanzar. La cobardía conduce a la ruina, pero la valentía moral conduce a la felicidad individual como colectiva. Siempre debemos marchar hacia delante. Cada vez que surjan batallas, debemos afrontarlas con valentía. No hay que tener miedo. No hay que mirar atrás. No hay que aflojar. Nuestras metas deben ser llevadas al campo de la realización personal. Nuestros ojos deben mirar fijamente nuestros objetivos. Quien no conserva sus valores morales, es un cobarde. Si un individuo cobarde moralmente es líder, probablemente todas las personas que son lideradas por él, caminarán hacia la destrucción. Lo único que le da valor existencial a la vida son los valores. Gracias a la valentía moral las personas dignifican y dan honor a sus vidas. Valor humano implica tratar con compasión y amor, las tristezas, las alegrías, las incertidumbres y las esperanzas. Quienes constituyen la riqueza social son aquellas personas que practican los valores valientemente. “En los asuntos muy importantes, dice Tilloston, no hay argumento más seguro en una mente débil que la irresolución; aunque el caso esté muy claro y la necesidad muy urgente. Proponerse empezar una vida buena, nueva, y no encontrar nunca el momento de iniciarla, es como si un hombre deja de comer, beber y dormir, un día tras otro, hasta que la debilidad le vence y le mata...”.

Julio Cháves.

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