sábado, 10 de marzo de 2007

Los buenos deseos.


“Hay dos cosas que deben perseguirse en la vida: La primera es conseguir lo que se quiere; la segunda, es disfrutar de ello. Sólo los más sabios logran la segunda”.
Logan P. Smith



Poseer buenos deseos es ir con impulso hacia delante, moviéndose en la vida con energía y voluntad, disfrutando de los buenos y malos momentos. El objetivo del deseo es ayudarnos a buscar lo placentero, conduciéndonos a la realización de objetivos personales. Los buenos deseos son el combustible de la voluntad. Portar deseos insistentes, persistentes y enérgicos, nos estimula impulsándonos hacia delante. Para que un deseo sea bueno debe estar íntimamente relacionado con la acción. Si queremos lograr algo y no ponemos ganas, ¿De qué sirve desear pasivamente? Así como un auto no puede andar sin combustible, la voluntad jamás puede ser activamente positiva si no dispone del combustible llamado deseo. Si uno desea algo de todo corazón y pone todas sus energías físicas y psíquicas al servicio de la voluntad y la inteligencia, es capaz de alcanzar hasta los objetivos más difíciles. Sin deseos insistentes y enérgicos no podemos lograr nada. Porque los deseos nos impulsan a luchar por lo que anhelamos de todo corazón, Ralph Waldo Emerson expresó al referirse a la acción impregnada de deseos activos: “Haga lo que quiera, y obtendrá las fuerzas necesarias para ello”.
Gilles Quenehervé, subcampeón del mundo en dos mil metros en 1987, medalla de bronce en 4 x 100 en los juegos olímpicos de Seúl Corea, afirmó: “Si quieres algo, date los medios de obtenerlo”. Si deseamos progresar, lograr cosas, superarnos, debemos luchar, trabajar, pensar, disfrutar, y poner manos a la obra, pues la acción es lo único que hace que nuestros deseos sean activos, lo cual nos ayuda a desarrollar nuestra voluntad y nuestra inteligencia, de tal modo que logramos lo que realmente deseamos con toda nuestras fuerzas. Los buenos deseos nos ayudan a disfrutar de nuestra vida más allá de nuestros éxitos o fracasos. Un autor anónimo dijo que “el hombre con pocos y potentes deseos tiene mayores posibilidades de lograr la felicidad en la vida que el impulsado por muchos deseos. Esto es aritmética pura. Si alguien desea 5 cosas y otro individuo desea 20 cosas, las probabilidades están a favor del primer alguien. Es más difícil que el que desea 5 cosas encuentre dificultades serias para alcanzar sus 20 cosas deseadas. Es más probable que las circunstancias están a favor de aquél, por la misma razón que es más fácil recibir 2 ases que 4 en una mano de póquer. Además, si el primer individuo y el segundo poseen el mismo caudal de energías. El que tiene menos deseos tiene más probabilidades de alcanzar lo deseado. Cuanto más trabajo penoso requiere un objetivo, tanto más azaroso será perseguir varios objetivos a la vez. Por todo esto es mejor tener 5 deseos y no 20”.

Julio C. Cháves.

No hay comentarios.: