jueves, 8 de marzo de 2007

La publicidad.


La publicidad ordena como debemos vivir. No acepta nuestra opinión. Es una obligación conseguir los objetos y cosas que ella ordena. Pensamos que somos libres y en parte lo somos pero en realidad una parte de nuestra “libertad” esta condicionada por los mensajes publicitarios. Miramos televisión y se nos dice que debemos tomar y comer para adelgazar. Las publicidades están atestadas de chicas delgadas y las chicas deben ser delgadas también porque l a publicidad lo ordena. Hay que gasta plata. Y la publicidad nos dice como y en que gastarla. Las publicidades están dirigidas a personas de todas las edades pero principalmente a los jóvenes porque ellos son los que más consumen. Los jóvenes compran todo indiscriminadamente, sin pensar claro. Pero en fin, todos compran, los jóvenes y los no tan jóvenes. Algunos publicistas afirman que la publicidad deja a los viejos de lado pero no creo que sea totalmente cierto esto ya que para mi la publicidad no discrimina a nadie y los manipula a todos por igual.
La publicidad esta íntimamente ligada a la manipulación de las personas. Muchas cosas las necesitamos pero cuando se explotan y estimulan nuestros deseos básicos para hacernos hacer cosas que no queremos es porque están metiendo mano en nuestras vidas. A través de los años, el uso estratégico de la lengua en la publicidad ha ido convirtiendo (reduciendo) al ser humano de sujeto a un simple objeto de consumo. Este uso ha permitido que se lleven a cabo simultáneamente dos tareas opuestas: la de convencer a las personas de que se les está promoviendo a niveles de libertad y felicidad, al mismo tiempo que se les somete a un implacable dominio. Se nos manipula, se nos hace cree que uno necesita mucho más cosas de las que en realidad necesita. Gracias a la publicidad gastamos más de lo que ganamos. Acumulamos porquerías que no sirven para nada. Admiramos la arquitectura de los grandes centros comerciales y vamos a comprar cosas adorando inconscientemente al dios consumismo en esos sagrados templos de consumo. La publicidad condiciona nuestra libertad.
La publicidad es información artísticamente preparada para hacernos creer que el infierno es el cielo. Noam Chomsky lo expresa con estas palabras: “La manipulación y la utilización sectaria de la información deforman la opinión pública y anulan la capacidad del ciudadano para decidir libre y responsablemente. Si la información y la propaganda resultan armas de gran eficacia en manos de regímenes totalitarios, no dejan de serlo en los sistemas democráticos; y quien la información, en cierta forma la cultura, la ideología y, por tanto, controla también en gran medida a la sociedad”. La publicidad atenta contra nuestra capacidad de elección. “Un mundo feliz”, de Aldoux Husley imaginaba lo que sería una dictadura perfecta: una dictadura con apariencias de democracia, con individuos genéticamente condicionados. Un sistema de esclavitud basado en el consumo y la diversión, donde los individuos amaran más que a su vida su propia servidumbre, donde ese amor llevara por nombre “libertad”. La manipulación es insostenible sin apariencia de democracia. La democracia real es intolerable para el que busca manipular. Reclamar hoy la democracia real, autogestión, es ilegal. Está prohibido por ley pasar de la “participación”. Los publicistas son muy astutos y saben como meterse en nuestras mentes. Por esto debemos ser perceptores activos, eligiendo conscientemente lo que necesitamos realmente, preguntándonos todo el tiempo si lo que nos ofrecen los mensajes publicitarios nos es útil y nos ayuda a vivir o si es de suma inutilidad y no nos ayuda para nada. Hay que pensar. No podemos vivir inconscientemente. Hay que abrir bien los ojos. Lo peor que le puede pasar a las personas es intimar con la ignorancia y la mediocridad intelectual.
David Wheldon exdirector mundial de Coca Cola ha declarado: "Ante la dificultad de prever como será el consumidor del futuro, la solución es crearlo nosotros mismos desde el presente". " Con la ayuda de buenas ideas y de buena publicidad, el consumidor del futuro va a estar donde queremos que esté"." La mejor manera de prever el futuro es crearlo". No dejemos que nadie ordene nuestro futuro. No tenemos porque comprar ese par de zapatillas que tanto nos ordena la televisión. No tenemos porque comprar objetos sin importancia. Somos libres de elegir lo que necesitamos. Reconozcamos que la publicidad es lo que financia los medios de comunicación. Por eso las empresas que se dedican a eso tienen tanto poder sobre los consumidores de imágenes. Quien pone la plata manda y los publicistas ponen la plata y por lo tanto se les da poder sobre nosotros. Asimismo es nuestra responsabilidad elegir racionalmente que hacer ante los anuncios. Gracias a Dios podemos pensar. Somos seres racionales. Esta es la era del consumo. Se tiene y se es “persona”. La publicidad se relaciona con la más temible de las artes: la manipulación de los seres humanos. Galbraith escribió que ´es posible que para manipular eficazmente a la gente sea necesario hacer creer a todos que nadie les manipula”. El dominio y el control sobre las personas y los pueblos se llevan a cabo mediante técnicas de manipulación. Recordemos que en la publicidad nada sucede por azar. Nada esta porque si. Todo tiene un orden y un objetivo final: hacernos hacer lo que no queremos. Al fin y al cabo, antes de de comprar algo que nos ordena la televisión y cualquier medio donde estén presentes los manipuladores mensajes publicitarios debemos pensar si lo que se nos ofrece es importante, necesario y útil para nuestra vida. “Ninguna prueba, ninguna rectificación ni desmentido puede anular el efecto de una publicidad bien hecha” dijo
Hermann Keyserling

Julio César Cháves. Escritor78@yahoo.com

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