La historia de la humanidad yace salpicada de sangre, violencia y degradación. Basta con mirar los noticieros y advertir los múltiples sufrimientos que aquejan a miles y miles de personas. Jóvenes que se drogan, niños hambrientos, ancianos marginados, asesinatos, robos, corrupción, polución, y todo tipo de aberraciones. Los ricos viven de los pobres y los pobres se comen entre ellos. Pero de todos modos somos esclavos de nuestra antihumanidad. Somos animales descontento, plagados de comparaciones y maldiciones autoimpuestas. Somos amorales. Lamentablemente no hay perdón ni bondad. Todos intentamos ocupar un lugar en la vida pero tratando de ocupar el lugar que les corresponde a los demás. Siempre deseamos que lo que tiene el vecino. Nunca nos conformamos con lo propio. Somos egoístas. Hablamos de amor, hablamos de justicia social, hablamos de buscar el bien del prójimo, pero buscamos la mezquindad, la impunidad. Por un lado glamour de los ricos y por otro lado harapos de los cartoneros. No son dos caras de la misma moneda, son dos caras de la misma sociedad. Es evidente que los gusanos están dentro de la manzana. En su disco Antihumano, Ataque 77, en el tema que lleva el mismo nombre que el disco, dice: "Basta de esto, no me interesa, me saca, me enferma…maldito lugarFalso pueblo, falsa conciencia, fingiendo, que viven, en comunidad…Antihumano, en la ciudadInstinto asesino, egocentrista, machista, fascista…peste humanidad.Asquerosas, bestias del caos…depredan, destruyen, siempre quieren más…Yo soy antihumano en la ciudadViviendo sin tregua, materialista, matando, muriendo…sin tiempo de másDeja esta mierda, cosmopolita…escapa, deprisa no mires atrásNo paro de enloquecer, cada día un poco más…Yo soy un antihumano en la ciudad”.
Julio César Cháves escritor78@yahoo.com.ar
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