1. Improvisa los sermones; no te prepares, no estudies, no ores.
2. Apóyate en tu experiencia y tu conocimiento, ignora la voluntad de Dios y la dirección del Espíritu Santo.
3. Habla del amor de Dios, pero no demuestres compasión por las personas necesitadas en tu congregación y tu comunidad.
4. Habla mal de tu esposa, no reconozcas públicamente su aporte a la familia y al ministerio.
5. No muestres gratitud, ni dés reconocimiento a los líderes que trabajan incansablemente, los cuales te han apoyado fielmente en el ministerio de la iglesia.
6. No capacites a nuevos líderes, no delegues el trabajo y asegúrate de hacer absolutamente todo “porque no hay nadie que lo haga o lo sepa hacer mejor que tú”
7. No visites ni compartas con los miembros de la iglesia. Después excúsate diciendo que no tienes tiempo, pues las responsabilidades del ministerio no te lo permiten.
8. Descuida el discipulado, no prestes atención a la salud espiritual de la iglesia, mas ocúpate de mejorar tu imagen y tu posición adquiriendo títulos y doctorados.
9. Asegúrate de colocar a tus familiares y los parientes de los principales contribuyentes financieros en todos los cargos importantes de la iglesia.
10. No escuches sugerencias, no consideres nuevas ideas y sobre todo no cambies nunca nada, pues como se acostumbra a decir: Aquí siempre lo hemos hecho así.
Fuente: www.despuesdeldomingo.com
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