Administrar el dinero no es
tarea fácil y mucho menos para los cónyuges. Una cosa es ser soltero, pero
cuando uno tiene una familia que mantener la vida ya no es la misma y creo que
una de las formas de administrar correctamente el dinero es vivir según
nuestras posibilidades. Mantener gastos fijos coherentes no es sencillo ya que
la publicidad seduce a los consumidores con cada vez con más variedad de artículos y productos, por
los cuales los cónyuges tienen que trabajar cada vez más horas para
conseguirlos. Actualmente administrar sabiamente el dinero supone resistir la tentación de pedir
préstamos bancarios y pagar elevados intereses para emprender negocios
inseguros y comprar cosas innecesarias. Proverbios 22:7 advierte: “El rico se
enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta”.
Otra cosa que puede dañar la economía
familiar es el egoísmo. Muchos cónyuges gastan su dinero egoístamente en
vicios, cigarrillos, bebidas, cuando tienen necesidades básicas sin cubrir.
Esto es ignorancia y puede llevar el matrimonio a la ruptura. Si queremos que
nuestro matrimonio tenga éxito debemos compartir los gastos y administrar
nuestros ingresos con previsión, planificación y sentido común. Jesús en cierta
ocasión preguntó: “¿Quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se
sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo necesario para
acabarla?”. (Lucas 14:28). Con esta pregunta Jesús dice básicamente que debemos
administrar nuestras finanzas a corto y a largo plazo.
Hay que calcular los gastos y planificar
previamente todo lo que vamos a emprender. Planificar implica hacer un
presupuesto para darle el uso más sabio a nuestro dinero. De este modo vamos a
vivir según nuestras posibilidades, manteniendo los gastos al día, sin deudas
ni préstamos innecesarios. El apóstol Pablo reflexionó a este respecto: “Porque
nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que,
teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren
enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas,
que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los
males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la
fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1 Timoteo 6:7-10).
Pues bien, los cristianos no estamos solos
en este mundo porque Dios esta con nosotros y si ponemos al reino de Dios en
primer lugar Dios jamás nos va a dejar solos y jamás hará que pasemos
necesidades. Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su
justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo 6:33). Dios es el
proveedor de la familia. Cuando nos rendimos a él y lo buscamos en oración, él
va a responder y darnos sabiduría para que administremos nuestras finanzas
asertivamente. Finalmente decimos con el apóstol Pablo: “Sé vivir humildemente,
y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar
saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer
necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:12,13).
Julio
césar cháves
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