Con el siguiente artículo no es mi intención criticar a los cristianos o a las iglesias. El propósito que me empuja a escribir sobre esta cuestión es reflexionar sobre la verdad cristiana que siempre rompe cadenas, libera, contribuye a nuestro crecimiento como cristianos y como seres libres. Ya que he expresado las intenciones que mueven mi corazón, quiero decir que toda iglesia que esclaviza o domina a los cristianos en el mal sentido de la palabra no es una religión auténtica.
Por supuesto que los seres humanos necesitamos de Dios. De hecho, San Agustín dijo que únicamente hallamos descanso en nuestro Creador. De eso no hay duda. Así pues, lamentablemente muchos predicadores, muchos falsos pastores se aprovechan de sus rebaños y se valen de las debilidades de muchos cristianos sinceros con el fin de fortalecerse, enriquecerse y acumular poder. La angustia, los problemas familiares, los desequilibrios psicoafectivos, la curiosidad intelectual, la búsqueda de soluciones dejan a las personas a merced de “líderes” que lo único que desean es alcanzar sus “sueños” a costa de la gente.
Cuando una iglesia contribuye únicamente al crecimiento espiritual de la gente, excluyendo otras áreas como la familia, el trabajo, la amistad, la cultura, un proyecto de vida, etc., nos estamos congregando en una “secta”. La religión que pone énfasis únicamente en las cosas espirituales es una respuesta insana a las legítimas aspiraciones humanas. Los pastores y líderes de las iglesias deben predicar la palabra dentro de un marco de libertad y promoción humana. La predicación de la palabra de Dios libera, siempre y cuando sea el comunicador de la misma respete los derechos de la gente y promueva a los demás integralmente.
Los cristianos creemos en milagros porque sabemos que Jesús hizo milagros y los sigue haciendo a través de sus siervos, pero en lo que no creemos es en el misticismo barato, la megalomanía, la falta de sentido común, la falta de conocimiento y el anti-intelectualismo. Muchos líderes en vez de conducir a su rebaño a la verdad y la libertad en Cristo, conducen a sus seguidores por senderos de ficción y locura. Recordemos que la palabra “secta” remite a imágenes disímiles y contradicciones. Con la excusa de que tiene visión muchos pastores hacen que la gente pierdan su estructura mental y sus ideas de pensamiento individual a favor de la idea colectiva, creándose muchas veces, en vez de una bendición colectiva, un fenómeno de epidemia psíquica.
Los cristianos no tenemos porque aislarnos de la sociedad ni menospreciar nuestra humanidad. El sujeto no tiene porque cortar sus vínculos con el ámbito social al que pertenece. Por supuesto que somos cristianos y debemos ser luz donde hay tinieblas, pero eso no significa que tengamos que ser rotulados como raros o antisociales con el propósito de agradar a Dios. Como dije al principio del artículo, la angustia existencial lleva a mucha gente a buscar soluciones donde no pueden hallarse. Vuelvo a decir lo que dije al principio y con esto termino: Ninguna iglesia que esclavice al hombre, que no respete sus derechos o que no lo promueva integralmente es una iglesia auténtica.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar www.juliochaves.blogspot.com
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