lunes, 12 de abril de 2010

Ciberpornografía


Internet es la superautopista de la información y nos permite acceder a millones de sitios donde encontramos información de todo tipo. Con solo apretar un par de teclas y con una sola palabra podemos buscar en google información al respecto y a los pocos segundos nos encontramos con miles y miles de sitios relacionados con la palabra que escribimos. Para deleite de los empresarios de Internet los usuarios se proliferan a pasos agigantados. Ahora, muchos usuarios acceder a Internet con fines educativos, culturales o con el objeto de comunicarse, pero lamentablemente lo que más se prolifera en Internet son las Web pornográficas. El cibersexo es un negocio millonario y esta lacerando a toda la sociedad. Y tristemente los que más acceden a estos sitios de contenido adulto son menores de edad, pero de todos modos, lo cierto es que estos sitios son nocivos tanto para los menores de edad como para los adultos ya que conducen a la promiscuidad y las desviaciones sexuales.


En efecto, niños, adolescentes, jóvenes y adultos están expuestos a la pornografía en Internet de igual manera. Los menores no pueden alquilar películas en videoclub o comprar revistas impresas con contenido adulto ya que están prohibidas las ventas a los menores y las leyes son severas con los que cometen el delito de venta de estas publicaciones a menores. Sin embargo, a través de Internet los menores acceden a millones de sitios con contenido sexual sin que sus padres se den cuenta. Hay que decir que la pornografía destruye la sexualidad humana y alimenta la mente con contenido nocivo, de tal forma que las personas se vean afectadas en sus relaciones con el otro sexo. El sexo virtual convierte a los usuarios en obstinados hedonistas, fetichistas, utilitaristas y cosificadores de los demás. La afición al sexo virtual tergiversa las relaciones sexuales en el matrimonio y desvincula a los cónyuges. La ciberpornografía no sólo es dañina para los niños sino también para sus padres. Jesús dijo: “Cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”. (Mateo 5:28). Estamos transitando este tercer milenio que esta enloquecido por el sexo. Se consumen orgasmos salvajes y deja del lado el amor. El consumo de sexo en Internet conduce a múltiples trastornos sexuales como son el fetichismo, el travestismo, la necrofilia, el voyerismo, el exhibicionismo, y a prácticas sexuales contranaturales. El apóstol Pablo nos aconseja en que debemos pensar: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”. (Filipenses 4:8).Julio César Cháves


escritor78@yahoo.com.ar


www.juliochaves.blogspot.com

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