viernes, 26 de marzo de 2010

Manos a la obra

Todos deseamos alcanzar el éxito. ¿Quién no desea conseguir lo que desea? ¿Quién no desea conquistar sus sueños? Hay que decir que la mayoría de las personas tienen objetivos económicos porque piensan que el dinero puede proporcionarles las cosas que necesitan para vivir y ser felices. Por otro lado, la minoría tiene objetivos que no tienen nada que ver con el dinero. Algunos quieren ser buenos deportistas, otros buenos artistas, y otros consideran que alcanzar el éxito consiste en disfrutar de una vida sencilla, sin ambiciones desmedidas. Cualquiera sea el objetivo que tengamos, si o si, debemos poner manos a la obra si deseamos conseguir lo que queremos. Sin trabajo no podemos lograr nada. Si no ponemos manos a la obra jamás lograremos nada. Elbert Hubbard dijo: “Una máquina puede hacer el trabajo de 50 hombres corrientes. Pero no existe ninguna máquina que pueda hacer el trabajo de un hombre extraordinario”.

Aplicar la iniciativa, comenzar, trabajar es fundamental. Ahora, si queremos lograr lo que queremos debemos saber lo que queremos. Porque una persona que no sabe lo que quiere no puede ser feliz ni puede hacer feliz a nadie. Muchas personas viven en la desgracia porque no tienen un proyecto de vida, no tienen metas, objetivos, planes. Asimismo, con saber lo queremos alcanzar no basta, necesitamos tener las cosas claras, pensar asertivamente, necesitamos saber si eso que tanto necesitamos nos sirve para vivir. Los objetivos que nos propongamos deben ser coherentes para que veamos sin problema el camino que debemos recorrer para llegar a ellos. Entonces, si sabemos lo que queremos, tenemos las cosas claras, y lo que deseamos nos sirve para trabajar por nuestra realización y felicidad personal, debemos poner manos a la obra.
Sin acción no se llega a ningún lado. Si nunca cruzamos la línea de partida como vamos a llegar a algún lado. Digo esto porque hay gente que hace planes, se proyecta, se fija objetivos, elabora proyectos, pero nunca hacen nada, nunca dan el primer paso. Recordemos que un viaje comienza por dar el primer paso. El primer paso hay que darlo por más aprietos que luego se localicen en el camino. Un viaje iniciado puede que no se finalice, pero un viaje que no se ha comenzado, con certeza no se terminará ninguna vez. Si esperamos para comenzar algo debemos tener todo perfectamente planeado, organizado, programado y que se den las condiciones perfectas, es posible que nunca comencemos nada. Una vez que comenzamos debemos estar atentos a las señales en el camino ya que la realidad puede cambiar, el contexto puede cambiar, todo puede cambiar. Entonces, sin las circunstancias nos obligamos a reinstalarnos en la realidad, por todo esto debemos estar abiertos al cambio. Puede pasar que talvez tengamos que hacer algo que no tenga nada que con ver con nuestro objetivo pero que de todos modos nos proporcione tranquilidad, paz. Las circunstancias, los imprevistos, pueden hacer necesario que cambiemos algo. De todas formas, a la dirección general que sigamos debe estar predeterminada en nuestra mente, es decir, tiene que estar en concordancia con nuestros proyectos. Finalmente, siempre debemos reconocer nuestras limitaciones. Si podemos cambiar algo debemos cambiarlo, pero si nos cruzamos con algo que no podemos cambiar, debemos aceptar la realidad de nuestros límites. De hecho, no esta mal ser imperfecto. Todos tenemos puntos fuertes y todos tenemos límites. Ser flexible es condición imprescindible para alcanzar lo que tanto deseamos. Como he expresado en todo el artículo, muchas son las cualidades que debemos considerar antes de comenzar nuestro viaje hacia el éxito y la realización personal, pero sobre todas las cosas, lo que más necesitamos es poner manos a la obra. “Lo que con mucho trabajo se adquiere, más se ama”, dijo Aristóteles.


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