miércoles, 1 de abril de 2009

Dios, el cristiano y la crisis económica

Leí en un libro que la palabra crisis en chino tiene dos significados: Peligro y oportunidad. La crisis representa peligro para aquellos que no confían en Dios, pero para los cristianos representa la oportunidad de ver obrar la mano de Dios. La crisis, económica, psicológica, espiritual o emocional, es la oportunidad para que veamos como interviene Dios a nuestro favor si realmente confiamos en él. Dios es nuestro proveedor. No debemos tenerle miedo al hambre, al sufrimiento y el desempleo, porque cuando creemos que tendremos necesidades sin suplir, eso que pensamos se convertirá en realidad. Como alguien dijo, “no le digamos a Dios cuan grandes son nuestros problemas, digámosle a los problemas cuan grande es nuestro Dios”. Si creemos que Dios es nuestro proveedor, nada nos faltará.

La palabra de Dios dice que uno de los nombres de Dios significa: Jehová proveerá. Los hijos de Dios prosperan aún en tiempos de crisis, más los impíos van de mal en peor. Y si los hijos de Dios pasan por épocas de vacas flacas se contentan en cualquier situación porque de todos modos cuentan con la protección de Dios. Dios es nuestro proveedor y si él cuida de las aves del cielo, cuidará mucho más de nosotros… Charles Stanley escribió: “El fracaso es resultado de circunstancias que escapan a nuestro control. Consecuencias debilitantes pueden hacernos caer emocionalmente y precipitar respuestas tales como la depresión y el enojo. En estos casos, debemos tomar la verdad consoladora de que Dios tiene el control, a pesar de las adversidades. No estamos a merced de la economía o de los actos de los demás; en cambio, debemos depositar nuestra confianza en Dios porque con él todas las cosas son posibles. Si caemos, él nos levantará. Si fallamos, él vendrá a rescatarnos. Podemos lograr nuestros mejores triunfos si aprendemos a volvernos al Señor en medió del fracaso. En lugar de seguir un espiral descenderte hacia la desgracia, podemos compartir la paz de Dios y su consuelo. En lugar de hundirnos y lamentarnos, podemos aprender que nuestro valor propio está anclado en nuestra identidad como hijos de Dios”.
En cierta ocasión un grupo de amigos hicieron un experimento. Metieron a un amigo en un contenedor refrigerado y le hicieron creer por medio del termostato que la temperatura estaba bajando y él que lo estaba viviendo, se sintió en una atmósfera de terror, y al siguiente día apareció muero por “congelación”. El termostato lo que estaba marcando realmente era que estaba frío, pero que no estaba congelando. En realidad el hombre se murió de miedo. Si creemos que vamos a pasar necesidad realmente vamos a pasarlas porque el miedo tomará el control de nuestras vidas. Lo que creemos se hace realidad. Por esto es importante que creamos que Dios es nuestro proveedor y que él puede suplir todas nuestras necesidades. El salmista dijo: “Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan”.

Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar