miércoles, 21 de enero de 2009

El miedo, los problemas cardiovasculares y el futuro

El miedo es una emoción caracterizada por un intenso sentimiento habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente o futuro. Cada vez que lidiamos con el riesgo o la amenaza tenemos miedo. Desde el punto de vista biológico, el miedo es un esquema adaptativo, y constituye un mecanismo de supervivencia y de defensa, surgido para permitir al individuo responder ante situaciones adversas con rapidez y eficacia. En ese sentido, es normal y beneficioso para el individuo. Ahora, cuando el miedo paraliza nuestra vida y empezamos a emitir malos presagios y todo lo vemos negativamente estamos ante un tipo de miedo que puede conducirnos al fracaso. Muchas veces tenemos miedo ante un ambiente social poco favorable. Decimos: “No puedo”, “Voy a fracasar”, “Las cosas me van a salir mal”, etc. Tenemos miedo al futuro, al matrimonio, a los nuevos emprendimientos, a la muerte, a las enfermedades, a viajar, y a muchas cosas más. Son múltiples los temores que nos invaden y nos atenazan.
¿De que forma podemos vencer al miedo? ¿Cómo podemos sobreponernos al temor? ¿Es posible desprenderse de la ansiedad? En primer lugar creo que debemos reconocer que tenemos miedo y en segundo lugar debemos darnos cuenta de que el miedo es el asesino más prolífico de los todos los tiempos. El miedo le ha robado la salud, los sueños y la felicidad a millones de personas sobre toda la faz de la tierra. Los médicos dicen que el miedo es la causa de muchísimas enfermedades, trastornos psicológicos y muertes prematuras. Los cardiólogos han descubierto que cuando experimentamos temor se destruye el tejido muscular del corazón. El miedo genera adrenalina y esta hormona destruye, así como suena, el tejido muscular del corazón cuando se siente gran tensión y temor. En este siglo dicen los cardiólogos que se han proliferado los paros cardíacos. Jesús dijo que en los últimos tiempos los hombres desfallecerían por temor. (Lucas 21:26).
En Mateo 6:34 Jesús dijo que no debemos preocuparnos por el día de mañana porque cada día tiene su propio mal. Además, Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de amor, poder y dominio propio. Hace poco leí que cierto empresario se preparó lo que llamó un cuadro de preocupaciones, en el que anotaba todos los temores que tenía. Descubrió que el 40% tenía ínfimas probabilidades de hacerse realidad; el 30% correspondía a decisiones del pasado que no podía alterar; el 12% tenía que ver con críticas sobre su persona; y el 10% eran inquietudes infundadas sobre su salud. Llegó a la conclusión de que sólo el 8% de sus preocupaciones estaban justificadas. No temamos. La mayoría de nuestros problemas son frutos de nuestra imaginación y jamás se hacen realidad. Confiémosle a Dios nuestras circunstancias y veremos que él cuidará de nosotros.
El salmo 121:1 dice:
“Alzaré mis ojos a los montes;¿De dónde vendrá mi socorro?121:2 Mi socorro viene de Jehová,Que hizo los cielos y la tierra.121:3 No dará tu pie al resbaladero,Ni se dormirá el que te guarda.121:4 He aquí, no se adormecerá ni dormiráEl que guarda a Israel.121:5 Jehová es tu guardador;Jehová es tu sombra a tu mano derecha.121:6 El sol no te fatigará de día,Ni la luna de noche.121:7 Jehová te guardará de todo mal;El guardará tu alma.121:8 Jehová guardará tu salida y tu entradaDesde ahora y para siempre”.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar