Gobierno de Doce; 6ª parte
"En los Encuentros": ¿Una nueva cruz para los antiguos pecados ya
perdonados?
La incomparable obra que nuestro Dios hizo por nosotros, los que creemos, fue la de perdonar todos
nuestros pecados, y echarlos al mar. Solamente fue eso posible porque Alguien se hizo
voluntariamente culpable y reo por nosotros: El propio Hijo, el Justo, entregándose a una Cruz, la
Cruz del Calvario. Fue la obra perfecta del amor de Dios, incuestionable e inigualable, por la que
todo el universo se maravilló (1 Pr. 1: 12)
En aquella obra de profundo amor, Dios en Cristo hizo justicia y misericordia en un mismo acto.
Justicia, porque era justo que la paga por el pecado fuera satisfecha, siendo ese pago la propia
sangre derramada del Amado; y misericordia, porque implícito a ese acto genuino de justicia, el
hombre puede recibir la salvación por la fe en esa obra de amor indescriptible.
Todos aquellos pecados, grandes y pequeños, horrorosos y no tanto, todos ellos, que nos apartaban
de Dios, los cuales ordenadamente estaban escritos y detallados en el acta de los decretos que
había contra cada uno de nosotros, la cual nos era absolutamente contraria, Cristo, con ese
sacrificio inefable e irrepetible, la quitó de en medio y la clavó en el madero (Col. 2: 13, 14)
Haciendo así, literalmente despojó a los principados y a las potestades, exhibiéndoles públicamente,
triunfando sobre ellos en la Cruz (Col. 2: 15), aquella cruz que el diablo preparó con tanto odio y
meticulosidad contra Él, y que siendo clarísimo instrumento de muerte, resultó en el instrumento de
vida para nosotros, porque Dios la usó para nuestra salvación eterna.
Por tanto, nuestro Dios, habiendo perdonado todos aquellos pecados de nuestra existencia pasada,
como venimos diciendo, El los echó a lo más profundo del mar (Mi. 7: 19), haciendo así clara alusión
al hecho de que esos pecados, no sólo han prescrito, sino que ya no cuentan en la economía de
Dios. En este sentido, Dios los ha olvidado para siempre (Is. 43: 25; Jer. 31: 34)
Por ello, enfáticamente el apóstol Pablo, divinamente inspirado, escribe: "Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo Jesús…Porque la ley del Espíritu de vida en
Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte" (Romanos 8: 1, 2)
Además, con que la muerte no le podía retener (Hchs. 2: 25), Jesús resucitó de los muertos al tercer
día, por el poder del Padre; y ocurriendo de ese modo, nosotros también, por esa fe, andamos y
andaremos en novedad de vida (Ro. 6: 4b)
Básicamente, este es el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo; las Buenas Nuevas de salvación
eterna.
Decimos todo esto, conocido y creído por todos los que profesamos esa fe en Jesucristo, porque
estamos asombrados y hasta anonadados al entender ciertas aberraciones que se enseñan y
practican en el contexto del G12 y sus tristemente célebres "Encuentros".
Reviviendo los pecados perdonados
En los "Encuentros" del G12, no sólo los recién convertidos, sino los cristianos que lo han sido por
años, son guiados a reconocer sus pecados de antaño. Son llamados a recibir a Jesucristo de
nuevo; y muchos infelices, hasta niegan todo el tiempo en que fueron cristianos, diciendo que ahora,
a partir del momento del "Encuentro", tuvieron por fin ese encuentro verdadero con Jesús, por tanto,
negando el primer encuentro que tuvieron con Cristo el día en que se entregaron a Él, posiblemente
varios, o muchos años atrás.
Los pecados que ya hacía lustros les habían sido perdonados, y echados a lo más profundo del mar
por el Señor, ahora, son repescados y expuestos en una lista escrita por los propios "penitentes" en
una hoja de papel que se les da para el uso.
"...a lo más profundo del mar..."
El Rvdo. Eliodoro Mora Méndez, Presidente Ejecutivo del Concilio General de las Asambleas de
Dios para Venezuela, que participó en uno de esos "Encuentros", para in situ verificar la realidad
acerca de los mismos, escribe lo siguiente:
<
Fíjense bien: Los pecados son clavados en una cruz, en una cruz tangible, moderna, en una cruz
que no es la de Cristo…¡en una falsa cruz!
Foto de la cruz, con las "hojas clínicas" clavadas, realizada durante un encuentro del G12
Y sigue diciendo el Hno. Pastor Eliodoro Mora al respecto: <
Y yo mismo añado: ¿Va Dios a volver a perdonar los pecados que ya perdonó, y echó a lo profundo
del mar, pecados que le costaron la vida a Su propio Hijo Unigénito? ¿Qué horrorosa blasfemia es
esta?
Esos pecados que fueron perdonados por la Cruz del Calvario, ahora son clavados de nuevo en una
nueva cruz, en la cruz del G12; una cruz que no es la de Cristo Jesús, sino que es el madero del
engaño, de la autosuficiencia, la religiosidad, y el esfuerzo humanos.
Si alguien aquí quisiera argumentar que no es cierto que el mensaje va dirigido a los ya cristianos;
lean a continuación el testimonio del Pastor Marcos Andrés Nehoda, quien también asistió a un
"Encuentro", y escribió con detalle toda esa experiencia:
<
En esos "Encuentros" del G12, la fe que enseñan no es, ni puede ser la sana doctrina de nuestro
Señor Jesucristo, es una creencia basada y constituida en el catolicismo romano, bajo la
observancia del magisterio y espíritu jesuita y del Opus Dei (véase "ejercicios espirituales" y
"cursillos de cristiandad").
Es la fe del esfuerzo personal por alcanzar lo que sólo Cristo pudo alcanzar por cada uno de
nosotros. Es una fe que se mueve entre el emocionalismo de un falso fervor religioso, y un fuerte
sentir autoinculpatorio y de inmerecimiento:
<
Para el G12, antes de su "Encuentro" eras un miserable pecador, pero después del "Encuentro", y
habiendo practicado y creído lo que se te ha enseñado en él, entonces ya eres un cristiano
renovado y victorioso, que estás entrando en la "Visión". En realidad, la conversión no es a Cristo
sino al cristo del G12.
Practicando la regresión
El sentir de culpabilidad, de indignidad, de alejamiento del amor de Cristo es más que evidente en
todos esos cristianos que lo han sido por años, incluso ministros, y que se han prestado
voluntariamente a la experiencia ocultista de la regresión (*) en esos "Encuentros" del G12. En este
sentido, lo narra así con vívida elocuencia la Rvda. Alice De Jesús Rodríguez:
<
(*) <
La hipnosis es ocultismo y hechicería
La estratagema del diablo a través del G12
¿Qué ocurre cuando por el método ocultista de la regresión,a un cristiano que voluntariamente se
presta a esa experiencia (o no), le conducen al pasado, haciéndole recordar los pecados que hizo, y
en ese estado de shock empieza él a revivir la culpabilidad y condenación de su vida antigua?
¿Qué ocurre cuando se le hace experimentar de nuevo esos pecados que fueron en su día
perdonados y borrados por la sangre de Jesucristo?
Esos pecados, para ese individuo, vuelven a cobrar vida y existencia, porque dice la Palabra que de
acorde a nuestra fe nos será hecho (Mt. 15: 28; Mc. 10: 52; Lc. 17: 19 etc.). Entonces el "penitente"
busca desesperadamente el perdón que entiende que necesita, porque esos pecados los siente
como cometidos en ese momento. Ahí el diablo le ha atrapado.
Después de atravesar esa experiencia emocional y espiritual de culpabilidad y de inmerecimiento,
sólo les queda a esos infelices una puerta abierta, la puerta de la falsa cruz del G12 y su espíritu.
Al acudir el nuevo "penitente" a esa cruz y a ese cristo desconocidos, el Enemigo tiene la potestad
de engañar y seducir como no pudo antes. No obstante, ahora tiene el derecho legal de hacerlo en
la medida en que el individuo ha puesto su fe en esa falsa enseñanza y en esa falsa cruz, retirando
su confianza en la experiencia de salvación que tuvo cuando verdaderamente en su día recibió al
Señor Jesús como su Salvador y su Señor.
Seguidamente, el diablo le proporciona un espíritu de falso gozo y falsa paz, junto con cierta euforia,
que le hacen creer a ese cristiano, ahora falsamente "cristianizado", que ahora sí ha nacido de
nuevo, y que ahora ha entrado en la verdadera visión de Cristo, en la Visión del G12.
El Rev. Eliodoro Mora Méndez lo expresa del siguiente modo de su puño y letra:
<
Así son engañados todos esos hombres y mujeres que un día recibieron al verdadero Cristo, y que
en ese "encuentro" con un falso cristo, decidieron creerle, renunciando a la genuina experiencia de
salvación, y acogiéndose bajo el "espíritu de la visión", réplica falsa y vergonzante del bendito
Espíritu Santo.
¿Qué nos dice la Biblia al respecto?
Respecto a los que a sabiendas buscan la perdición de los santos, la Palabra no puede ser más
clara, así como para los que se dejan convencer por ésos:
<
Sigue aquí la advertencia para todos aquellos que se dejan seducir:
<
No es muy doloroso hablar de estas cosas. No es, ni tarea fácil, y ni mucho menos agradable; pero
por nuestra parte, peor es, una vez sabiéndolo, una vez llegándolo a conocer, callar y no exponerlo
a la luz pública. Por lo tanto, es nuestro deber como atalayas de Cristo, denunciarlas, con la
esperanza de que alguno pueda ser librado del mal, como así está siendo, gracias a Dios.
A los que son engañados en esos "Encuentros" del G12, les ocurre lo profetizado por Oseas: "Mi
pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento". Por lo tanto, nos es necesario conocer la
Palabra de Dios bien, para no ser engañados, con el consecuente peligro de ser destruidos.
Concluyendo
Y, humildemente un consejito, hermanos consiervos: La palabra "encuentro" se ha hecho
tristemente muy popular, llamándose encuentro a lo que siempre se le ha llamado campamento
evangélico o retiro de fin de semana, etc. Mejor seguir llamándole como solíamos, para evitar las
confusiones.
Además, el "encuentro" con el Señor Jesús, lo tuvimos cada uno de los cristianos en el momento en
que Él entró en nuestras vidas. En mi caso fue el 31 de enero de 1982 a las 9:30 p.m. Y una vez ya
"encontrado" con el Señor, ya no necesito seguir "encontrándome", porque Él ya está en mí por Su
Espíritu.
En cambio, la palabra retiro tiene otro sentido, y esto lo explica muy bien el Rev. Eliodoro Mora:
<
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