Antes de ascender al cielo Jesús prometió volver otra vez. Los cristianos esperamos a nuestro salvador que vendrá a buscar para estar con él por siempre. El médico Lucas en Hechos 1:9-11 relata la ascensión de Jesús: “Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Él expreso que regresaría nuevamente a la tierra en reiteradas ocasiones. Debido que vivimos en un mundo plagado de incertidumbres, miedos, inseguridad y promesas incumplidas, para muchos es difícil creer que Cristo vendrá de nuevo. Ahora, aunque muchos no crean en la segunda venida, los cristianos confiamos plenamente en su promesa ya que “él es el mismo de ayer, y hoy, y por los siglos”. (Hebreos 13:8).
Además, la palabra de Dios en Santiago 1:17 dice que en él no hay mudanza, ni sombra de variación. Si Jesús prometió que regresaría, tengamos por seguro que vendrá. En una ocasión, al ver desalentados a sus discípulos, Jesús les dijo: “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Lucas 21:27 registra esta poderosa declaración: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria”. Horas previas a que fuera a ofrecer su vida en la cruz, Jesús estuvo frente a un político llamado Caifás, sumo pontífice de los judíos, quien le pregunto que si él era el Cristo, a lo que Jesús respondió: “Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”. Los seres humanos se han rebelado contra Dios y lo han rechazado. Cuando Cristo venga recompensará a quienes le hayan aceptado como su salvador personal, pero a quienes le hayan rechazado, les pagará conforme a su decisión y sus obras. “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria”, declara Mateo 25:31. “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras”. (Mateo 16:27).
Jesús vendrá en poder y gloria con sus millones y millones de ángeles a rescatar a sus fieles seguidores, fieles a quienes justifico delante de Dios con su sangre vertida en la cruz del gólgota. Muchas sectas dicen que Cristo no vendría literalmente, pero la realidad es que los que proclaman tal cosa son mentirosos y son conocen verdaderamente lo que dice la palabra de Dios. De hecho, Jesús nos advirtió que vendrían muchos falsos religiosos que dirían mentiras y serían usados por el diablo para engañar a muchos. “Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”. (Mateo 24:24-27).
Todo el mundo será testigo de la segunda venida. Apocalipsis 1:7 declara: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”. (Mateo 24:30). Los verdaderos creyentes, los que amaron a Dios y a su Hijo con autenticidad, serán arrebatados. Los que los haya sido cristianos auténticos serán dejados atrás y pasarán por la gran tribulación que azotará al mundo entero. “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”, dice Mateo 24:31. El salmo 50:1-3 dice: “El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará; Fuego consumirá delante de él, Y tempestad poderosa le rodeará”. Y el apóstol Pablo en la segunda epístola a los Tesalonicenses dice: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo”.
Nadie conoce la hora ni el día cuando el Señor vendrá otra vez. Ni siquiera los ángeles del cielo. (Mateo 24:36). El apóstol Pedro dice que el vendrá como ladrón en la noche. (2 Pedro 3:10). El mismo apóstol cuenta de la forma extraordinaria esta situación final de la tierra: “Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas! cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!”. (2 Pedro 3:10-12). La tierra sufriría terribles cambios y todos los que rechazaron a Dios y a su Hijo Jesucristo sufrirán las consecuencias de su indiferencia a Dios. El profeta Malaquías lo expresa así: “Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha dicho Jehová de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama”.
Los impíos serán destruidos y condenados al lago de fuego. Cristo viene otra vez para recompensar a sus seguidores, a los que le amaron he hicieron su voluntad. En el libro de Apocalipsis, donde Jesús se revela a Juan, el maestro dice: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”. (Apocalipsis 22:12). “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. (Apocalipsis 22:14). Es evidente que debemos buscar a Dios en oración. Debemos buscar la santidad y amar a Dios por sobre todas las cosas ya que el día de su advenimiento esta cercano. El profeta Amós nos insta: “Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel”. (Amós 4:12). Los cristianos estamos esperando que nuestro salvador nos venga a buscar junto con sus millones de ángeles. Creo que es conveniente que busquemos al Señor, temamos y le amemos ya que él nos esta observando y nos ama tanto que no desea por nada que nos perdamos y seamos condenados. Los que sean dejados atrás y tengan que pasar por la gran tribulación para ser salvados tendrán que ofrecer sus cabezas, serán salvos pero como por fuego. Seamos sabios y busquemos a Dios. Velemos. Oremos. Leamos su palabra. Y seremos arrebatados para encontrarnos con él las nubes y estar por siempre con nuestro amado salvador. Como dice Max Lucado en su libro Cuando Cristo venga, los cristianos debemos esperar la segunda venida como una fuente de consuelo y no de caos pues Cristo es nuestro salvador y en él confiamos.
Julio césar cháves escritor78@yahoo.com.ar
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