martes, 19 de junio de 2007

Forrest Gump y los eternos propósitos de Dios.


Hay una película que me encantó muchísimo y la vi como ocho veces. Se llama: Forrest Gump. En esta película Ton Hanks nos brinda una brillante actuación donde encarna a Forrest Gump, una persona que durante tres décadas turbulentas supera, pese a su discapacidad, una serie de eventos que lo llevan a ser estrella de Football, héroe de Vietnam, jugador de ping pong, millonario; y recibe desde honores en la casa blanca hasta que finalmente la vida lo conduce a los brazos de único amor Jenny. Esta película es un viaje a través de la historia de Estados Unidos, y Forrest es la personificación de la inocencia en un país que justamente esta perdiendo la inocencia. El corazón y sentido común de Forrest saben lo que su limitada inteligencia no entiende. Su moral nunca vacila. Sus triunfos son una inspiración. Tal vez no es un filósofo pero sabe de sentimientos. El mismo le dijo esta frase a Jenny: “No seré muy listo pero sé lo que es el amor”.
Forrest siempre escuchaba lo que su madre tenía para decirle. Entre otras cosas, ella le decía: “Cada uno crea su propio destino. Aprovecha lo que Dios te ha dado. Has lo mejor posible. Si Dios hubiera querido que fuéramos iguales, nos habría puesto a todos aparatos en las piernas. Tú no eres diferente de nadie. –Y mamá, ¿qué es lo normal?-pregunta Forrest-, ¿sabemos que es lo normal, quién es normal? Y ella le dice:-La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”.
Lo que dice la madre de Forrest es verdad, uno nunca sabe lo que le va a tocar. Claro que sabemos que cada ser humano cosecha lo que siembra, pero de todos modos siempre surgen imprevistos. Y a esto se refiere la frase. Asimismo, en estos momentos podemos elegir como reaccionar ante lo que nos toque vivir. En el 2006 entendí cabalmente lo que quiere decir esta frase ya que imprevistamente a mi viejo le agarró una enfermedad neurológica llamada síndrome de guillaín garré. Esta enfermedad lo dejó completamente paralizado ya que ataca ciertas proteínas que se encuentran en la médula espinal y produce parálisis progresiva, la cual va avanzando hasta paralizar todo el cuerpo. Mi viejo fue trasladado al Hospital Fernández en capital y allí estuve con él, donde recibió el tratamiento que lo hizo salir adelante y poder ser normal nuevamente. Apenas nos sucedió estos nos pusimos de acuerdo con mis hermanos donde cada uno ocuparía su rol y confiamos esta circunstancia a Dios, quien estuvo siempre a nuestro lado, dándonos paz, recursos e inteligencia para poder salir adelante. Estando en el hospital mi viejo fue ingresado a terapia intensiva, y allí oramos para que sea la voluntad de Dios en nuestras vidas. Romanos 8:28, dice: “Y sabemos que Dios hace que todas las cosas ayuden para bien a los que le aman, esto es, a los que son llamados conforme a su propósito”. Volviendo a la película, hay que decir que muchas secuencias aparece la idea de que Dios que está detrás de cada cosa que sucede: tras varios intentos inútiles de pescar mariscos, “había que rezar”, se ve un coro de negros en una iglesia, con tintes folklóricos y un tanto irónicos (recuerda un poco -al menos en la intención- al devoto “Ángelus” de Viridiana y sus pobres, en contrapunto con la ruidosa eficacia renovadora de Jorge, su primo, de momento. “¡Dónde, (…), está tu Dios!”, dice el teniente Dan, con el barco en medio de un gran huracán, mientras levanta el puño y grita “¡nunca podrás!” (Luego dirán por TV. que sólo se salvó ese barco). “Tiene gracia que el teniente Dan dijera eso, porque en ese momento apareció Dios; y después de aquello, pescar fue más fácil”, y se ven redes descargando, una y otra vez, toneladas de mariscos. En la última escena de la película, Forrest padre acompaña a Forrest al autobús escolar. Le despide y le dice: -“¡Oye, Forrest, no….! -Quería decirte que te quiero. Y que estaré aquí cuando tú vuelvas.” Justo antes, se había despedido de Jenny, con la misma actitud, la de toda su vida -¿de tonto?-, de amor desinteresado: “Si me necesitas, no estaré lejos.” Ante su tumba, con este legado de su gran madurez, como de otra dimensión, de otro mundo, se atreve a dudar de las ideas de su madre -por primera vez- y, en esa misma duda, nos transmite que lo de menos son las filosofías. -“No sé si tendría razón mamá que decía, que cada uno tenemos nuestro propio destino o el teniente Dan, que creía que estamos flotando como en la brisa. Quizá tuvieran razón los dos: creo que pueden pasar las dos cosas al tiempo”. En fin, nada es azar. Claro que hay que hay cosas que las cosechamos porque las hemos sembrado, pero también hay otras cosas que suceden imprevistamente. De todas formas, detrás de todas las cosas que nos suceden esta Dios que nos guía hacia su amor y su propósito eterno. Y todo lo que nos sucede contribuye a que nuestro entendimiento de lo que Dios es crezca. C. H. Dodd dijo, “No hay situación detal manera desesperada, en la cual el hombre se encuentre donde él no pueda encontrar a Dios, y tenga su auxilio e interés.”
Julio césar cháves
juliogenial@hotmail.com

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