sábado, 5 de mayo de 2007

Paz de Dios en un mundo de miedos.


Dios ha dotado a todos los seres humanos con ciertas reacciones intrínsecas que nos protegen del peligro y que surgen instintivamente ante el fuego, las alturas y variadísimas formas de peligro, pero esto es algo bueno ya que evita que las personas se hagan daño. Así, cuando estas reacciones son exageradas se convierten en miedo y esto no es bueno. El diablo, como conoce estas reacciones que Dios puso dentro nuestro, las pervierte, convirtiendo, por ejemplo, el amor en fornicación, y el miedo a las alturas en fobias y mucho más. El miedo es una de las cosas que el diablo utiliza para atar a las personas. Miedo al futuro. Miedo al compromiso. Miedo al amor. Miedo a las enfermedades. Miedo a la muerte. Miedo a todo. Ahora, los cristianos no tenemos porque estar atados al miedo sino que debemos confiar en que Dios interviene en nuestros asuntos, él se ocupa de nosotros. Jamás nos deja solos. Cristo dijo que no nos afanemos por el día de mañana ya que cada día tiene su propio mal. Muchas cosas de las cuales nos preocupamos nunca suceden sino que nosotros las imaginamos negativamente debido a que el miedo controla nuestras mentes. Hoy día, en este sofisticado mundo de terrorismo, hambre, desastres naturales, violencia y guerras, los hombres experimentan muchos miedos y dudas. De hecho, Jesús, en Lucas 21, dijo que el temor abrumaría a muchas personas.
De todas formas, aunque el mundo esta sujeto a múltiples inseguridades, los cristianos tenemos paz en este mundo perturbado. El Señor a través de su palabra fortalece nuestra fe y trae paz a nuestras mentes. Claro que seguimos siendo seres humanos llenos de dudas y depresiones, pero segunda de Timoteo 1: 7 dice que Dios no nos ha dado espíritu de cobardía sino de poder, amor y dominio propio. Por supuesto que el diablo vendrá en nuestra contra con miedos, preocupaciones y malos presagios, pero aunque venga el enemigo como río, el Espíritu de Dios levantará bandera contra él. (Isaías 59:19). Si somos débiles debemos declarar fortaleza en Dios. Si tenemos dudas debemos proclamar seguridad en Dios. Si tenemos miedo debemos proclamar paz en Dios. El salmo 34:4 dice: “Busqué a Jehová, y el me oyó, y me libró de todos mis temores”. El miedo nos sume en el pesimismo, los malos augurios, los pensamientos de derrota, fracaso, culpa, pero la confianza en Dios produce una vida de victoria y paz mental.
Hebreos 11: 29-34 cuenta que por la fe muchas personas lograron grandes cosas para Dios: “Por la fe pasaron el mar rojo como por tierra seca…por la fe cayeron los muros de Jericó…por la fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros”. Hay muchos miedos que aquejan a las personas. La claustrofobia, la xenofobia, la hipocondría, el miedo a la vez, a la muerte y a las enfermedades, son algunos de los miedos que controlan a las personas oprimidas. El miedo o temor hace que muchas personas vean apocada su fe. El miedo hace que se pierda la salud mental y produce enfermedades físicas, psíquicas y espirituales. Pero Jesús vino para librarnos de todos nuestros miedos y temores. La paz que Dios nos da sana nuestros cuerpos, mentes y emociones. El amor de Dios por nosotros echa fuera el miedo. La palabra del Señor cuenta que Jesús vino para pregonar libertad a los cautivos, vista a los ciegos y poner en libertad a los oprimidos por el diablo. (Lucas 4:18).
Este siglo XXI ha resultado ser una época de terrorismo, desastres naturales, epidemias, pandemias, genocidios, asesinatos, exclusión, marginación, discriminación, persecuciones, humanismo, violencia física y moral, pero Dios en medio de este océano de maldades, donde los impíos son como el mar en tempestad que no pueden estar quietos sino que sus aguas arrojan cieno y lodo, tenemos paz mental y armonía interior. Isaías 26: dice: “Tú guardarán en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera”. “El temor del hombre pondrá lazo; más el que confía en Jehová será exaltado”. (Proverbios 29:25). Y el salmo 118: 6 finalmente remata: “Jehová esta conmigo; no temeré lo que pueda hacerme el hombre”.
Julio césar cháves
juliogenial@hotmail.com

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