jueves, 8 de marzo de 2007

Los que trabajan.


“Por qué me estas olvidando? ¿Por qué te aburres conmigo? Cuando no me tenías me buscabas. Algunas veces hasta que no me perdías no me valorabas y sufrías por mí. Sentías celos cuando veías a otros conmigo. Después de que me conseguiste, me dedicaste tu interés, tu tiempo, tus cuidados, y te esforzabas por mí. Hasta acudías puntual a nuestras citas. Yo cuido tu salud y la de tu familia, por si alguna vez se ve quebrantada. Por mi dispones de servicios médicos. Yo soy quien te proporciona lo que necesitas. Hasta un poco de felicidad y aquí estoy…esperando. Cuídame igual que antes y recuerda, yo también puedo cansarme de esperar. Muchos me buscan y sufren por mí. Al igual que tu lo hiciste y me necesitas tanto como yo a ti. ¿Quién soy? ¿Todavía no lo sabes? ¿Ves como tengo razón? Soy yo, tu trabajo”.
Trabajar es de mucha importancia en la vida. De hecho, nos pasamos la vida trabajando. Vivir es trabajar. El trabajo es un antídoto contra la pereza y cumplirlo con esmero y delicadeza conduce a los hombres al progreso. Es cierto también que mueren muchas personas por exceso de trabajo y además es cierto que muchos mueren por exceso de pereza, egoísmo, mezquindad y debilidad. El inútil y perezoso vive una vida vana, con problemas emocionales, económicos, sociales, vive una vida sin propósitos u objetivos. Entonces llenar la vida con útiles ocupaciones es ordenarse, programarse, planificarse, construirse, tener un proyecto de vida constituidos por objetos y metas a corto y a largo plazo. El trabajo disciplina.
Cuando uno trabajo y a posteriori llega la hora del descanso uno se relaja porque ha hecho algo que tiene sentido y que ayuda a mantener la vida en orden. Trabajar nos mejora en todo sentido. Construimos nuestra vida social con diligente trabajo. Alguien dijo que la desocupación es peligrosa ya que hace que la mente tienda a pensar cosas impropias, cosas que traen ruina a la vida. Los perezosos por su lado andan siempre de mal humor, arrastran los pies, siempre disgustados, apáticos, tristes, no hace nada por sus vidas, están en ruina. Como un antiguo pensador dijo, los perezosos son como el agua estancada donde se crían reptiles y bichos dañinos y malignos. Por esto trabajo nos aleja de la vagancia y del fracaso y la falta del honor de lograr cosas por uno mismo. Aunque seas millonario y tengas toda la guita en el banco sino trabajas es como si estarías muerto porque no producís, no generas, no inventas, no creas nada. Cuando trabajas desarrollas el ingenio, la perseverancia, las ganas de hacer algo que lleva tu nombre. Podes escribir un libro, pintar un cuadro, construir una casa, pintar una vivienda, pero algo hay que hacer. Algo tiene que llevar el nombre de uno, eso le da color a la vida. Si queremos fructificar, crecer, madurar, multiplicar, sumar, es necesario trabajar. A eso vinimos al mundo. Todo es un trabajo, incluso amar a los demás. Trabajar es nuestro destino. Trabajar dignifica la vida. Esforzarse por hacer algo útil conscientemente agrega valor a nuestra cotidianidad. Un emperador chino tenía como máxima: “si hay un hombre que no trabaja o una mujer perezosa alguien sufrirá frió o hambre en el imperio”.

Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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