miércoles, 14 de marzo de 2007

La más profunda necesidad.

Isaac Newton dijo: “Este precioso sistema solar, con sus planetas y sus cometas solamente puede ser fruto de la sabiduría y el dominio de un ser poderoso e inteligente. Este ser gobierna todo, no como el aliento del mundo, sino como el Señor sobre todo lo que existe. Es debido a su dominio que El merece ser llamado Señor Dios y Gobernador Universal”. Dios es le rector del cosmos, él tiene todo bajo su control. Sin embargo, el mundo, por causa del pecado, está bajo las garras del maligno. (1 Juan 5:19). La humanidad ha logrado significativas conquistas materiales, progresos científicos, técnicos y mecánicos. En este último tiempo la ciencia ha evolucionado de modo prolífico. Pero todo este progreso exterior no ha podido erradicar el vacío del alma humana. El progreso exterior no ha llenado la profunda necesidad del ser humano. Antaño, todos anhelaban que la evolución del conocimiento humano condujera a una sociedad mejor y más justa, pero nada de esto se logró concretar, pues los corazones de los seres humanos yacen en medio del vacío y de las mentiras. Las llamas de la desesperación se extienden por doquier. La humanidad vive bajo el signo del espanto y el nerviosismo. El ser humano ha logrado muchas cosas exteriores, pero por dentro no ha logrado nada constructivo, pues se ha convertido en esclavo de la triavilidad.
¿Cuál es la necesidad que el hombre no ha podido colmar? Es notable que el hombre no necesita más cosas. Lo que necesita realmente es a Dios. Vivir lejos de Dios es vivir de modo vacío. Dentro de cada individuo hay una sed espiritual que sólo Dios puede saciar. Dentro de cada individuo hay un vacío con forma de Dios. Por tanto, es obvio que únicamente el creador puede colmar ese vacío. Las cosas no pueden llenar el alma humana. Dios sí. L Blunck escribió: “Los esfuerzos incesantes del hombre por tomar control de sí mismo, sea como fuere que lo intente, conducen a la mayor esclavitud causando esto que el hombre no llegue a ser lo que debía. La verdadera libertad del hombre no consiste de un iluminado poder para dirigir su vida, sea este en un sentido político o estoico. Se encuentra en una vida con Dios, disfrutada según su plan original para el hombre. Sólo puede obtenerla al negarse a sí mismo. Pertenece a aquel que lo ha librado”.
La verdadera libertad se encuentra únicamente en Dios. Lejos de él no hay libertad, ni paz, ni certidumbre. La auténtica libertad consiste en volverse a Dios y darle la espalda al pecado y a la hipocresía. Muchos escépticos dicen que creer en Dios es una estupidez, que es una locura. Pero a Dios no le interesa lo que dicen los incrédulos. A él únicamente le interesan los que sinceramente se acercan a él de corazón sincero. Cristo puede darnos paz, esperanza y certidumbre. Lo único que nos pide es que nos acerquemos a él con honestidad de espíritu. Nuestro creador desea que no despojemos de nuestro orgullo obstinado y desea también que vivamos conforme a sus infalibles mandamientos eternos. El anhela que dejemos de vivir conforme a nuestra propia prudencia y que comencemos vivir de acuerdo a su palabra: La Biblia. Debemos auto examinarnos y debemos darnos cuenta de que lejos de nuestro creador jamás hallaremos descanso para nuestras almas contaminadas por el pecado y la maldad. Teresa de Avila dijo: “La práctica del auto examen es una gracia de Dios; pero el hacerlo demasiado es tan malo como no hacerlo lo suficiente”. Únicamente en Dios podemos vivir de modo feliz e indubitable tranquilidad interior.

Julio C. Cháves.

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