jueves, 16 de junio de 2011

El sereno de la fábrica y la importancia de ser emprendedor



“Érase una vez un hombre sin estudios, analfabeto, que buscaba trabajo. Finalmente encontró trabajo en una fábrica de sereno. Le iba bien, cobraba, comía. Una noche llegó a la fábrica un telegrama urgente y el sereno manifestó que no sabía firmar el recibo. Al día siguiente se supo y lo echaron, ya que el telegrama era muy importante. Rondando por el mundo no supo que hacer. Se fue al campo y con el dinero de la indemnización compró un cerdo e hizo chorizos. Los vendió todos, le fue bien. Comió y luego con las ganancias compró dos más e hizo chorizos y le fue bien, los vendió a todos. Después de unos años terminó comprando un pequeño frigorífico. Luego compró uno más grande y llegó a ser un genio en el tema de los chacinados y muy respetado millonario. Aparecía en revistas de gastronomía y revistas de famosos. Era popular. Le hicieron reportajes y le pedían autógrafos. Confesó con toda inocencia y casi con orgullo:
-No sé escribir…

-¿Cómo que no sabe escribir? Y entonces, ¿cómo logró llegar donde esta?
-Porque no sé escribir, si hubiera sabido escribir, a esta hora de la noche todavía estaría de sereno en la fábrica…”. (Dr. Jaime Barylko).


El hombre de esta historia no era un holgazán. Es cierto que no sabía leer ni escribir pero disponía de voluntad y tenía ganas de salir adelante. La pereza no logró destruirlo. La falta de emprendimiento no logró subyugarlo. Lucho. Mantuvo los brazos en alto. Miro hacia delante. Busco algo que hacer para comer y poder vivir dignamente. El era consciente de que en la vida útil, en el trabajo y la perseverancia, en la buena utilización del tiempo, se encontraba el éxito. Lo logró, salió adelante. Sabía que estar desocupado podía conducirlo a la extrema pobreza y las necesidades. Este hombre es un ejemplo que debemos seguir. Es cierto que hay personas que mueren por exceso de trabajo pero son muchos más los que mueren por inactividad, falta de emprendimiento y voluntad. La inactividad conduce al desorden, el desequilibrio, la pereza y la depresión. En contraste, el trabajo y las sanas ocupaciones conducen al equilibrio y la salud mental. El mejor modo de afrontar las crisis de la vida es con trabajo, lucidez e interés. Haciendo algo se aparta de nosotros todo lo malo, las enfermedades y los vicios. Haciendo algo se llega al progreso, vamos hacia delante.

Una ocupación útil y constante hace que nuestra vida este equilibrada y ordenada.

Llenar las horas con tareas constructivas mantiene nuestra salud mental y nuestra vitalidad física. Hombres eminentes han dicho cosas interesantes respecto al trabajo y las buenas ocupaciones. Walter Scout dijo: “No estar nunca sin hacer algo”. El historiador Roberson a los quince años ya había adoptado el principio de: “La vida sin saber es la muerte”. El lema de Voltaire era: “Siempre al trabajo”. Imitar a los trabajadores y emprendedores es la tarea de los que tienen voluntad de querer salir adelante. El un sereno de la fábrica es un paradigma digno de imitar.

julio chàves www.juliochaves.blogspot.com

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