lunes, 5 de julio de 2010

El ADN espiritual, por Bernardo Stamateas

1° Pedro 2:9-10
Tres herencias son las que todos los seres humanos sufrimos:

1° La herencia física.
H eredamos el color de los ojos, el cabello, la contextura física, el temperamento. También lo negativo, la predisposición a sufrir, determinadas enfermedades: cáncer, hidropesía, Parkinson, leucemia, Alzheimer, poliposis adenomatosas familiar, ataxias espino cerebelosas…
En el nombre de Jesús, cortaremos toda predisposición a cualquier enfermedades recibida por herencia. Identificá qué enfermedades se han repitieron en la vida de tus antepasados, y en el poder del acuerdo, quebrá toda herencia negativa porque la Biblia dice: “ somos linaje escogido de Dios, pueblo santo, real sacerdocio, para anunciar lo grande de parte del Señor.
Oremos: En el poder del acuerdo cancelamos, secamos, maldecimos, atamos y renunciamos a toda enfermedad hereditaria… (nombralas). Enfermedad que has trabajado de generación en generación en mi familia, te descubrimos, no aceptamos más tu autoridad sobre nuestro cuerpo que decretamos el templo del Espíritu Santo, está bendecido por la sangre de Jesucristo, y quedó limpio porque la Palabra lava. Enfermedad has sido vencida en la Cruz del Calvario, ponemos tu nombre bajo el nombre de Jesús y te ordenamos que salgas; por el
poder de las llagas de Jesucristo. Toda herencia negativa es desactivada sobre nuestras generaciones. Decretamos sanidad por mil generaciones. Amén.
16-12-07

2° La herencia espiritual.
N o heredamos los pecados de nadie, pero sí:
• las atmósferas espirituales .
Si nuestro abuelo era jugador, ese pecado dio autoridad espiritual a otros demonios para que se asienten en la familia. La Biblia lo llama “espíritus familiares”. El demonio actúa solamente sobre los que viven en pecado. “ El enemigo se alimenta del pecado y al pecado”, dice la Biblia.
Un antepasado que reincidía en ciertos pecados, autorizaba a los espíritus que los gobernaban a que se asentaran sobre ese error y todo el que nacía en esa familia recibiría la opresión de esos espíritus. Esto explica por qué, en una familia se repiten situaciones ya vividas: la abuela fue violada, la madre fue violada y, a la nieta, también la violan; abuelos miserables que no levantaron cabeza, hijos que nunca levantaron cabeza, y los nietos repiten la miseria. Los mismos espíritus que oprimían y alimentaban el pecado de los abuelos, continúan oprimiendo a su descendencia.
No somos responsables de los pecados de nadie, pero existirá una atmósfera espiritual que nos oprimirá. Por eso vemos familias con herencia de divorcio, donde ese espíritu dominó desde los tatarabuelos, abuelos, padres, hijos, nietos, para que se separen.
Familias en las que se repite el abuso sexual, accidentes, miserias, suicidios, alcoholismo, adicción a la pornografía.
No heredamos el pecado sino los espíritus que los gobiernan, para oprimirnos.
Familias enteras caminaron bajo espíritus generación tras generación, y si esa herencia no es rota, los espíritus expulsados y colocada la autoridad del Espíritu Santo sobre las vidas, seguirán igual.
En la Biblia hay muchísimos ejemplos, la familia de Herodes es uno de ellos:
-Herodes el grande mandó a matar a todos los bebés en la época de Jesús; ahogó a su cuñado; cinco días antes de morir mandó a matar a su hijo; tuvo diez mujeres; mandó a matar cien mil judíos que se rebelaron.
-Herodes Antipas, hijo del anterior, fue el que mandó a matar a Juan el Bautista.
-Herodes Agripa I, hijo y nieto de los anteriores, fue el que encarceló a Pedro para matarlo, cuando el ángel lo liberó.
-Herodes Agripa II, hijo de Agripa I, fue el que le dijo a Pablo: Casi me persuades a ser cristiano.
Toda la familia de Herodes pasó de mal en mal, por no limpiar la atmósfera espiritual.
Por eso, debemos ir sobre nuestras cabezas y sobre las de nuestra descendencia, para cancelar toda autoridad de los espíritus familiares y dar la autoridad al Espíritu Santo de Dios, entonces no habrá más, ningún espíritu de opresión del pasado.
• las maldiciones.
La maldición es una frase negativa soltada por un padre, una madre, un pastor, un abuelo, un cura o cualquiera, y para que se active, debemos creerla.
“Vas a volver arrastrándote”, fue lo que le dijo el obispo de la iglesia a un líder cuando le comunicó que se retiraba de esa congregación. Al creerlo la maldición se activa, porque las palabras se impulsan conforme a la fe que le ponemos. Pero si al oírlo decís: “es una tontería”, devolverás el poder de esas palabras a quien las soltó.
El diablo utiliza a mucha gente para maldecirnos y, especialmente cuando somos chicos, porque de grandes tal vez no acreditamos lo que oímos. Si te da miedo al recibir un insulto, es señal de que creíste lo que escuchaste.
Al niño le dicen: “no lo vas a lograr, no servís, sos un tonto” y lo cree, porque no tiene la capacidad de discernir con claridad y arrastrará esa maldición a través del tiempo que seguirá operando. En el fondo de su corazón creerá que es un inútil y que la única manera de triunfar es robando o mintiendo (y si es una mujer, será con un hombre al lado.)
Todas las maldiciones deben ser canceladas, renunciar a ellas, quitarle la fe que le pusimos en el nombre de Jesús.
• la iniquidad.
Es la predisposición a cierta debilidad, según la Biblia.
Hay debilidades que no son pecados sino inclinaciones a una tentación que puede tornarse monotemática y que pasará de generación en generación.
David poseía una iniquidad sexual. Sus hijos: Amón violó a Tamar; Absalón se acostó con las novias de su padre; Salomón -el hombre más inteligente del mundo- tuvo como novecientas mujeres; por la iniquidad.
David oró: Líbrame de mi iniquidad , es decir de la predisposición.
Identificá el espíritu que se repite en tu familia; las maldiciones que aún operan en tu vida o la debilidad espiritual que heredaste y con la que seguís luchando; las frases de maldición que creíste, que te transmitieron y oprimen de generación en generación: miseria, pobreza, suicidio, locura, divorcio, abuso, abandono, madres solteras, padres que abandonan su hogar, alcoholismo, no relacionarse en santidad sino vincularte siempre sexualmente. Todo lo que se repite quebralo en el nombre de Jesús.
Oración: Padre, en el nombre de Jesús, nos volvemos en contra de todo espíritu familiar que se
transmite de generación en generación por pecados de nuestros antepasados que se asentaron y tomaron autoridad. Cancelamos la autoridad de espíritu de abuso, de divorcio, de miseria, de suicidio, de opresión (nombrá los que sean en tu caso), los rechazamos y la sangre Cristo nos limpia. Nos volvemos en contra de toda maldición, o frase negativa dicha y que creímos (nombralas); le quitamos poder y fe, no la creemos más, en el nombre de Jesús. Toda iniquidad y debilidad es rota por el poder de la Cruz del Calvario, “ diga el débil: fuerte soy .” Y en el poder de la sangre de Jesucristo, lo cancelamos, secamos, arrancamos de nuestra vida. Hablamos “herencia espiritual, victoriosa generacional”, declaramos que nuestros hijos y nietos recibirán por herencia la presencia de Dios, la unción del Espíritu Santo, la victoria de Jesucristo y el abrazo del Padre. Amen.
3° Herencia psicológica.
Ciertas conductas también se heredan: podemos ser miedosos como mamá, violentos como papá, paranoicos como el abuelo, pasivo como el bisabuelo.
Las herencias psicológicas no se rompen con una oración sino a través del discipulado, recibiendo la Palabra de Verdad hasta que los pensamientos sean cambiados y por ende las conductas. Es una manera de pensar que debe reemplazarse por los pensamientos correctos. Por eso nos reunimos en la iglesia, para cambiar la mentalidad.
Años atrás, mientras rompíamos una pared que no se movía, era difícil de derribar con cualquier herramienta, Leo tomó una maza y le pegó una y otra vez, hasta que empezó a caer un polvillo, luego unas piedritas, después unos ladrillos, hasta que se cayó el muro. Ahí el Señor me habló: “ Así, como ese muro, son las fortalezas mentales y mi Palabra, es un garrote.”
Cuando vamos a la iglesia al principio no ocurre nada, pero al volver una y vez a la reunión, empezarán a caer algunos ladrillos, luego otros y otros más, pero Dios dará el mazazo final para que caigan todas las fortalezas mentales.
Todo muro que no haya sido levantado por Dios en tu mente será derribado por el golpe del espíritu de su Palabra.
Tenemos ADN espiritual.
Como trasmitimos lo malo, así trasmitiremos lo bueno a nuestros hijos y nietos. Pensá en tus familiares que no recibieron a Cristo en su corazón y declará que heredarán tus victorias.
a) ¡ Las victorias se heredan!
Noé hizo un barco y se mantuvo allí. Vino el diluvio durante cuarenta días, luego paró de llover y bajó el agua; Noé bajó del barco y Dios le puso un arco iris y le dijo: Nunca más habrá diluvio. La prueba que venció Noé no fue para él sino para su descendencia.
Hay diluvios que hoy enfrentás pero que al final, vencerás para tus hijos, sobrinos, nietos, porque vos pagaste el precio y venciste, entonces ellos no lo volverán a pasar. Peleá con dignidad la prueba que estás pasando, quizás la venzas para toda tu descendencia; Dios pondrá un arco iris y te dirá: Tus hijos, no pasarán por lo que vos pasaste .
-Cuando Josué enfrentó a Amalec le cortó la cabeza y nunca más se enfrentaron a los amalecitas.
-David tiró a Goliat y le cortó la cabeza, sus hijos y descendientes nunca más pelearon contra Goliat porque David lo hizo para todos.
Todas tus victorias son tu medalla de guerra y las darás como herencia a nivel espiritual.
Sansón tomó una quijada de asno -un hueso- y mató a mil filisteos, siguió camino y mientras avanzaba tenía sed, dijo: Señor me muero de sed . Y Dios respondió: Vuelve al lugar de la quijada. Sansón volvió aquel lugar y había una fuente de agua.
Enseñanza:
En la victoria pasada está la garantía de tu triunfo próximo .
Cuando sientas sed, lo único que debés hacer es volver a tu victoria y te dará nuevas fuerzas y motivación.
Dios le decía a Sansón: “si venciste con un hueso a mil, ¿cómo voy a dejar que te mueras de sed?”
Dios levantará gente rompe techos.
Cuatro cargaron a un paralítico y lo llevaron donde estaba Jesús pero, como estaba lleno de gente, fueron por detrás y lo subieron al techo, hicieron un agujero y bajaron la camilla, mientras Jesús hablaba a la multitud. Al ver Jesús la fe de los cuatro, le dijo al paralítico: Hijo, levántate .
Dios levantará a la gente que “rompe techos”, que se jugará por el Señor, que cargará con las personas que están mal, con los discapacitados espirituales que, por su fe, recibirán bendición. Dios levantará gente que no los frena la multitud, buscarán romper el techo hasta recibir su milagro.
b) ¡Se heredan los genes de campeón!
Tengo el ADN del campeón.
Cuesta mucho dinero criar un caballo de raza y cuando tiene cría -que es igual a cualquier otro caballito: debilucho, se cae, no puede mantenerse en pie-, el
criador lo atiende especialmente, porque en sus genes hay sangre de pura raza, sangre de campeón.
Cuando vinimos a Jesús, Dios nos bautizó con un nombre, nos llamó hijo .
Más a todos los que recibieron a Jesús, a los que creen en su nombre, les dio autoridad de ser hijos de Dios.
Ahora tus genes son los de los campeones espirituales: tu tatarabuelo fue Abraham, prosperó; tu bisabuelo Isaac, hizo negocios brillantes en medio de la sequía; tu tío, Salomón, el más rico del planeta; tu tía, Débora, fue jueza y guerrera. En tu interior llevás los genes espirituales de tus antepasados.
Pedro, en medio de la persecución, escribe: somos linaje de Dios . Nuestros genes son de los vencedores, y nuestro hermano mayor, es ¡Jesucristo!
Cuando el diablo te diga: “te voy a destruir”, respondé: “No…, tengo los genes de Abraham, de Isaac, de Jeremías, de Ezequiel y de mi hermano mayor, Jesús de Nazaret; y de mi padre que el Creador de todo.
Tenemos un ADN poderoso. Si fracasamos nos volvemos a levantar, porque aunque me equivoque nada invalida mi ADN espiritual. Esa es mi herencia, mi genética espiritual.
c) Se hereda la Presencia de Dios .
La atmósfera espiritual se hereda.
Así como te criaste con un padre alcohólico, loco, los demonios te oprimían y has limpiado la atmósfera colocando sobre tu vida la presencia del Espíritu Santo, de la misma manera donde vayas llevás al Espíritu Santo en vos. No son los lugares los bendecidos sino vos sos el bendecido.
El Espíritu Santo también oprime, redarguye de pecado, juicio y justicia, y cambia a la gente para hacerla como Jesucristo.
La mejor herencia que podemos dejar a nuestras generaciones futuras es que se críen en una atmósfera llena del Espíritu Santo, y no es cuestión de expulsar demonios, sino de acercar la presencia de Dios a la gente y amarla.
Lo primero que Satanás le sacó a Job fueron los animales, porque era lo que usaba para adorar a Dios; lo primero que querrá sacare será tu adoración, porque así podrá tocar a tu familia. Y fue lo primero que Dios le restauró a Job, los animales.
Recompone tu vida de adoración y todo lo demás será bendecido.
Adorar no es cantar sino acercarse al Señor para que Su Presencia baje, y verás con claridad: la serpiente ya no es más una lagartija; el cordero es un león; el niño es el Anciano de Días; el hombre de clase media es el heredero de todas las cosas. Verás que la crisis no es más que una bendición camuflada.
Si tu problema es muy grande, es porque tu altura es muy baja. Elevate, bajá la presencia de Dios y verás todo como es en realidad, que no sos lo que eras, sos el campeón, hijo de campeones y todo te saldrá bien.
d) Se hereda la capacidad de hacer el doble.
Cuando la presencia de Dios está cerca, transmitirás la capacidad de hacer el doble.
Abraham prosperó, pero Isaac fue el doble de próspero; José fue el doble de próspero que Isaac, y cuatro veces más que Abraham. David fue quinientas veces más próspero, y Salomón mucho más próspero aún. Y vino Jesús, el más próspero de todos ellos; y detrás de Jesús venimos nosotros, por eso dijo: Lo que yo hice, vas a hacer y mayores cosas aún. Harás cosas más grandes y en tu descendencia, nadie habrá que mendigue pan. Yo afirmaré a tus hijos de dentro de ti , dice el Señor.
Más grande que lo que hizo el Señor harán t us hijos y los hijos de tus hijos, el doble, el triple, el cuádruplo y quíntuplo.
Dios le dijo a David: Vos no harás el templo sino tu hijo.
Tal vez hay algo que no puedas hacer porque se te fue el tiempo, tenés limitaciones del cuerpo pero lo harán tus hijos o nietos, preparales el camino y todo lo que recibas de Dios, habilitará a tu descendencia para que haga el doble.
e) Se hereda la estabilidad emocional.
Una locura se gesta en la casa. Si un hijo es loco, alguno de sus padres también lo es. Cuando se interna a alguien un neuro-psiquiátrico lo primero es aislarlo de los locos.
La presencia de Dios nos sana la cabeza, nos da ideas claras, nos devuelve la
identidad, los sueños; dejamos de mentir, de robar, de engañar, hablamos la verdad de Dios y nos trae estabilidad emocional.
David llamó a uno de sus siervos y les dijo: Digan a Nabal (tonto) que nos prepare de comer y nos hospede. Y Nabal dijo: ¿Quién es David?
Cuando David supo eso ordenó: ¡Saquen las espadas!, ¡alisten el ejército! Entonces, la esposa de Nabal, Abigail (que quiere decir mujer bella e inteligente), buscó un camino, se acercó a David y le dijo: ¡ No David! Tu sabés rey, que Dios te dará casa estable perpetuamente . Y esa frase, lo encendió para paz.
“ Casa estable ” quiere decir “estabilidad emocional”.
Ella le estaba diciendo, ”David no peques, no entres en violencia, no te hagas necio como Nabal, porque Dios prometió estabilidad para tu casa, no lo pierdas.”
Dios prometió que nuestros hijos crecerán en ambientes emocionales sanos, porque su presencia nos está cambiando, ellos tendrán hogares mejores y nuestros nietos mejor aún porque tienen el ADN de Jesucristo.
f) Se hereda la cosecha de mis siembras.
Hay semillas que sembrás que no vas a cosechar vos, sino tus herederos.
David juntó los recursos para hacer el templo, pero lo construyó Salomón.
Si hay semillas que no cosechaste, probablemente esa cosecha la recogerán tus hijos.
Joel Osteen dijo que Dios los ha bendecido con gente con expansión porque cuatro generaciones de su familia sembraron en Dios.
Recuerdo, de chico, ver a mi papá ofrendar todo su sueldo comprando evangelios para repartir. Una vez volvió de Grecia, donde había vendido una casa y el dinero que trajo lo ofrendó todo, se quedó sin nada; y yo me por qué hacía eso… Esas semillas que él sembró yo, hoy, las estoy cosechando.
Todo lo que hagas en el reino de Dios afectará a tus generaciones futuras; seguí sembrando y sirviendo al Señor, amá la presencia de Dios y todo se activará.
El rey Joás fue a ver a Eliseo para que le diera una palabra profética. Eliseo (que se estaba muriendo) le dijo que tomara un arco y flechas, abrió la ventana, puso sus manos temblorosas sobre las de Joás, y le dijo: “ Dispara…, esta flecha es tu victoria en Dios ”. Le dijo además: Toma el arco y tira flechas a la tierra.
Joás tomó el arco y tiró tres veces, Eliseo lo miró y dijo: Tres flechas tiraste por eso tres victorias tendrás, si hubieses tirado más, tendrías más victorias.
Las manos de Eliseo sobre las de Joás son símbolo de las manos de Dios sobre nuestras vidas, para que nos apasionemos por lo que Él nos dirá y hará. Joás no se apasionó, ni motivó.
La pasión es la tarjeta de invitación, la única que Dios acepta para entrar a tu hogar.
Unos siete hombres veían cómo Pablo echaba fuera de las personas a los demonios y pensaron hacer lo mismo; tomaron a un endemoniado y le dijeron: “en el nombre de Jesús, como hace Pablo, ¡sal!”, y el endemoniado enfurecido les pegó a los siete, los dejó desnudos diciendo: “a Jesús conozco, a Pablo también pero ustedes quiénes son.” Enseñanza:
Cuando estás lleno de la presencia de Dios hasta el diablo te conoce .
Es fácil reconocer al que estuvo en la Presencia de Dios al que llega a la iglesia por venir y o porque ama las manos del Anciano de Días tocando sus manos otra vez, porque se magnifica en la presencia de Dios.
Venid, engrandezcamos su nombre, decía David. ¿Cómo puedo engrandecerlo si ya es grande? No es que lo voy a hacer más grande a Él, sino que cerca de El, lo haré más grande para mí. Si tus problemas son grandes, acercate a Dios.
Dios le preguntó a Moisés: “¿Qué tienes? ”; “Una vara (un palo” le respondió.
La vara era símbolo de la vida de Moisés; Dios le dijo: “ Tirala a la tierra .” Moisés la tiró y se hizo serpiente. “Vuelve a tomarla, le dijo .” Y se hizo vara nuevamente. Y le dijo: “Ve a Egipto y saca a mi pueblo.” Y Moisés colocó en su maleta “ La Vara de Dios”.
Cuando tu vida es sembrada para Dios, cambia de dueño. Antes, la vara era de Moisés, ahora, es de Dios.
Ya no son más tus hijos, son los hijos de Dios; ya tu familia no te pertenece, porque la sembraste en la tierra buena y cambia de propietario, le pertenece a Él, por eso el diablo no te toca.
Engrandé al Señor, ama Su Presencia, tu vida no te pertenece, Él es el propietario.
Soy la vara de Dios que salió del árbol.
El Señor sembró una semilla en Jericó, creció y se hizo un árbol. Un día vino Zaqueo, un bajito, y se subió al árbol. Dios a veces, te va a usar como árbol para que otros vean al Señor, o como arbusto.
El Señor debe estar atado a tu vida para que el que se acerque lo reconozca en vos. Sé el árbol por donde se trepen para ver al Señor; la vara que abra el Mar Rojo y traiga los milagros.
La gente nos engañó, lastimó, traicionó pero nada se compara al abrazo del Padre, al amor del Hijo, al poder del Espíritu Santo. Él dio todo por nosotros, ¿cómo no daremos todo por Él?, ¿cómo no le entregaremos nuestra vida?
No fuimos creados para trabajar, ni vivir para el dinero o la familia, sino para que todo lo hagamos para Dios, somos su pueblo, linaje escogido, real sacerdocio, nación santa.
Fuimos creados para decir a la gente que Jesucristo es el Señor, que su nombre es sobre todo nombre, que Él reina y viene a buscar a su iglesia otra vez.
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