sábado, 30 de mayo de 2009

Bendice a tu familia


Lo primero que tiene que buscar un cristiano para su vida es la bendición de Dios para su familia. Los padres tienen que bendecir a sus hijos y los hijos tienen que bendecir a sus padres. Cuando en un hogar cristiano no hay una atmósfera de paz no hay bendición. Los miembros de la familia pueden tener trabajo, dinero, pero si las relaciones interpersonales bajo en el mismo techo están en conflicto, esto significa que no hay bendición de Dios. El cristiano que habla mal de su familia y no provee para los suyos es peor que un incrédulo. Puede regalar millones de dólares, pero si no bendice a su familia, ante los ojos de Dios es como si no hubiera echo nada. La verdadera bendición comienza en el hogar, hay bendición de Dios cuando las relaciones padres e hijos es pacífica y benigna. Si realmente hemos entendido en que consiste la bendición de Dios tenemos que bendecir a nuestra familia. Cada día que nos levantemos tenemos que bendecir audiblemente a nuestros seres queridos. Dios bendice al cristiano que bendice a su familia.

Hay muchos cristianos que desean que Dios los use, quieren que Dios les dé dones y talentos para ejercer su ministerio dentro de la iglesia, pero lamentablemente no desean lo mismo para funcionar dentro de su hogar. Muchos padres cristianos aman a Dios, pero descuidan a su familia. Son capaces de bendecir a vecinos, amigos, pero cuando tienen que darles algo a sus hijos y familiares en general se abstienen de dar y son egoístas. Muchos padres, como fueron rechazados de niños por sus familiares, son víctimas del síndrome de la amabilidad crónica, entonces buscan ser confirmados por personas ajenas a sus familias, dejando de lado a sus familiares por temor a ser rechazados nuevamente. Dios quiere bendecir la familia. Tengamos cuidado con ser nosotros los que generen en nuestra descendencia amargura, tengamos cuidado de contaminar sus vidas de resentimiento. Él quiere que nuestras familias hablen bendición y vivan en bendición. Para que esto se haga realidad es necesario que nosotros comencemos por bendecir a nuestra familia. Vengamos a nuestros padres, a nuestro cónyuge, a nuestros familiares en general y la bendición de Dios paulatinamente irá transformando nuestra vida familiar, e iremos de gloria en gloria. ¡Bendice a tu familia!


Julio césar cháves escritor78@yahoo.com

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