lunes, 4 de junio de 2007

Mayor es el que sirve a los demás.


Todos los seres humanos desean ser aceptados y reconocidos. Todos, aunque sé que muchos dicen que cuando uno dice o escribe algo no hay que generalizar, desean prestigio, fama, éxito, dinero. Debido a la búsqueda desenfrenada de poder, sobreabundan las comparaciones, las envidias, los celos, las contiendas. Este contexto de obsesión por la búsqueda de la grandeza, ha hecho que muchos seres humanos le destruyen a otros seres humanos con el objetivo de ser mejores que los demás. Incluso los discípulos de Cristo buscaron la grandeza y un día le preguntaron al maestro: Señor, ¿Quién es el más grande en el reino de los cielos? ¿Quién se sentará a tu derecha y a tu izquierda? Y Cristo hizo esto: “Llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: De cierto os digo, que si no volvéis y os hacéis como niños, no entrareis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos”. (Mateo 18:2-4).
Los cristianos muchas veces son como los del mundo que se preocupan por la posición social, la apariencia, el dinero, el auto, la popularidad, el éxito. Actualmente se mide el nivel social de una persona por lo que tiene y no por lo que es. Por esto al perro que tiene dinero se le dice señor perro. He visto que muchos líderes religiosos se preocupan más por tener un esplendoroso templo que por tener feligreses poderosos en fe. Muchos pastores asocian la bendición de Dios con las conquistas de bienes materiales. Si Dios les da un auto último modelo lo aman, pero si no andan en un buen auto creen que la culpa la tiene el diablo y oran a Dios fervientemente pidiéndoles prosperidad. Escuche de un predicador que Dios nos llamo al éxito y que si somos unos fracasados es porque Dios no esta con nosotros. Me pregunto, ¿No dice la Biblia que el mundo esta bajo el maligno? ¿No dijo Cristo que el mundo tendremos aflicción? ¿No dijo que los cristianos no deben preocuparse por lo que han de comer o de vestir sino que deben confiar en la providencia de Dios? Con esto no digo que no haya que tener un proyecto de vida o ahorrar para el futuro. No soy tonto. Lo que quiso decir Cristo es que debemos confiar en que él suplirá todas nuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria. Además, Jesús dijo que el que quiere ser el más grande en su reino debe servir a los demás. Lucas 22:25-27 registra esta declaración de Jesús: “Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que sobre ellas tienen autoridad son llamados bienhechores; mas no así vosotros sino sea el mayor entre vosotros como el más joven, y el que dirige, como el que sirve. Porque, ¿Cuál es el mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”.
Jesús vino a la tierra a servir. Era rico y se hizo pobre para que nosotros fuésemos enriquecidos. Mientras sus discípulos se preocupaban por ocupar un lugar en el cielo con el Señor, Jesús sanaba, predicaba, amaba y daba su vida en rescate por muchos. Jesús no vino para ser servido sino para servir. Jesús estaba en el cielo y era feliz. Lo tenía todo. Ángeles le servían. Pero de todas formas, por amor hacia nosotros, se despoja de su túnica de Dios y descendió a la tierra haciéndose hombre, y al ser igual que nosotros, fue crucificado para darnos vida eterna a través del derramamiento de su sangre. “Para todos de una vez todos los pecados son expiados en la Cruz, toda la Caída es borrada, y toda la sujeción a Satanás y toda la sentencia producto de la caída de Adánes borrada, cancelada y anulada por los clavos de Jesús”, dijo el Conde Nicolás Ludwig von Zinzendorf. Para los hombres el mayor es quien es servido, pero para Jesús el mayor es el que sirve y ama a los demás. En Mateo 18:4 Jesús dijo que el mayor en el reino de los cielos es el que sirve, pero además también dijo que “el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”. (Mateo 23:12). Claro que Dios desea que sus hijos tengan todo lo que necesitan, pero a Dios no le agrada que el único objetivo de sus hijos sea el éxito, el prestigio, el dinero. Dios desea que sus hijos busquen su reino y su justicia y entonces esto hace que Dios vaya añadiendo a sus hijos todo lo que ellos van necesitando. El amor el éxito es pecado y eso nos aleja de Dios. Martín Lucero dijo: “Este es el misterio de las riquezas de la gracia divina por los pecadores; porque por un maravilloso cambio nuestros pecados son ahora no nuestros sino de Cristo, y la justicia de Cristo no es suya, sino nuestra”.
Julio césar cháves
escritor78@yahoo.com.ar

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