domingo, 8 de abril de 2007

Lo que decimos dice mucho de nosotros


Decimos, hablamos, nos expresamos y nos comunicamos mediante las palabras. Con las frases y conceptos que articulamos creamos, destruimos, aclaramos y oscurecemos. Nada es más importante en una persona que su vocabulario. “Las palabras, dice la enciclopedia libre http: //es.wikipedia.org, son gratuitas, que no cuestan nada y que pueden ser usadas para bien o para mal. Simple y sencillamente con palabras puedes mejorar o empeorar una situación. Las palabras son símbolos. Esto quiere decir que se refieren a las cosas del mundo y que originan un cierto tipo de representación cognitiva (una idea) con la que se asocian convencionalmente. Dicho de otra manera, las palabras tienen un significado y gracias a él se pueden referir a las cosas. Cada vez que se dice una palabra hay tres elementos en juego: la expresión de la palabra, el concepto con el que se asocia (el significado) y la cosa a la que se refiere (la referencia). Aunque las referencias posibles son muchas, el significado, sin embargo, es constante”. El fruto de los labios devela el estado del corazón, el contenido psicológico de quien habla. Escuchar nos permite acceder a la personalidad del otro, conocerlo por dentro, entrar debajo de la piel. Un periodista al hablar de violencia en una crónica dijo que la violencia comienza por la lengua. Si, la lengua es un mundo de maldad. El mal uso de la lengua en contra de alguien puede converger en violencia física y psicológica. Lo que decimos dice mucho de nosotros. Un jesuita llamado Carlos Vallés dijo: “Una palabra cortés en el momento y tono apropiado puede hacer mucho para suavizar las asperezas de la coexistencia diaria en un mundo hostil”. Al mismo instante en que entablamos una conversación con alguien debemos ser respetuosos y escuchar con atención lo que el otro dice. De este modo, construimos relaciones interpersonales favorables. El respeto es indispensable si queremos llevarnos bien con todos, o mejor dicho, con casi todos.
El escritor Max Lucado en su ensayo sobre el yunque, dice respeto a la comunicación: “La comunicación es algo más que palabras. En las conversaciones existen básicamente dos clases de personas. Aquellas que desean comunicar y aquellas que desean mostrarse. Las del segundo tipo, generalmente, son expertas en todo, a su manera. No pueden resistir la tentación de lanzar sus opciones al cuadrilátero. Son el tipo de personas que hacen comentarios en clase para ser vistos más que aprender de los demás. El verdadero tópico nunca necesita degradar a otros para ensalzarse a sí mismo”. Cuando articulamos frases, conceptos, ideas, pensamientos, nuestro único objetivo debe ser comunicarnos, decir lo que pensamos y sentimos. Lo que decimos exterioriza lo que alberga nuestro corazón. Apenas soltamos las palabras, ellas cobran vida y van de un lado a otro y causan efectos. Las palabras afectan nuestro entorno. Generalmente escucho decir a la gente que las palabras se las lleva el viento, pero esto no es así ya que lo que decimos nos cambia a nosotros mismos y cambia todo a nuestro alrededor. “Piensa muy bien antes de hablar, dice la Lic. Silvia Redondo en un artículo titulado El poder de las palabras, cálmate cuando estés airado o resentido y habla sólo cuando estés en paz. Recuerda que las palabras tienen poder y que el viento nunca se las lleva.Las palabras encierran una energía que bien puede ser positiva o negativa. "Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca".

Julio César Cháves
escritor78@yahoo.com.ar.

No hay comentarios.: