sábado, 10 de marzo de 2007

Saber pensar, saber vivir.


“Actuar es fácil, pensar es difícil; actuar según es piensa es aun más difícil”. Goethe.



Una vida triunfante es una vida pensante. Sin pensamiento la vida se torna algo estéril, volátil, mediocre. Cuando los individuos no piensan son como jardines áridos, sin flores o frutos. Una existencia sin pensamientos es un peregrinaje sin sentido, sin rumbo, sin destino certero. Pensar es indispensable si pretendemos vivir una vida inteligente, fructífera, llena de flores y frutos. Los pensamientos deben ser positivos, motivantes, claros, axiológicos, sencillos y realistas. Un buen pensar, cimentado en los valores y las virtudes, constituye un buen vivir. Poseer una mente pura el mejor antídoto contra el fracaso y la frustración. Pensar las cosas como son y no como las imaginamos, es la mejor manera de mantener los pies sobre la tierra. Pensando de manera delirante, negativa e irreal, no nos conduce a nada positivo. Al contrario. Por esto es importante pensar de manera clara, inteligente y realista.
Los pensamientos dan forma a nuestra vida. Si pensamos de un modo incorrecto y desordenado, viviremos una vida equivocada y estéril. Pero si vivimos conforme a una mentalidad ordenada, disciplinada y sencilla, que gire en torno a los valores, disfrutaremos de un peregrinaje lleno de alegrías, felicidades, y superación personal. Hay que acostumbrarse a pensar y a mantener un dialogo interior con uno mismo y debemos volarnos por sobre todas las circunstancias más atenuantes y desalentadores. Es fundamental pensar en las soluciones y no en los problemas. Cuando nos sentimos caídos debemos tender a mirar lo positivo, lo que tenemos, interpretando con coherencia y sabiduría lo que nos pasa. Tener los pies sobre la tierra y poseer un pensar ordenado, sencillo, pertinente y veraz, constituye un buen vivir.
Los pensamientos son el combustible de la acción. Si nuestro pensar es pasivo, nuestra vida será infructífera, llena de sequedad y frustración. En cambio, si nuestra forma de pensar es activa, nuestra cotidianidad será más fructífera, floreciente y feliz. Las personas que logran salir de las circunstancias apremiantes, son las que tienen diálogos con sí mismas y además, cultivan una manera de pensar realista, pertinente y orientada por los valores. Cuando la mente es positiva, activa y veraz, las cosas mejoran. Todo sale bien, nuestro jardín está lleno de flores y frutos. Siempre debemos ver las circunstancias, por más negativas que sean, como una oportunidad de crecer y ser más inteligentes. Tratar de ser feliz sin pensar es perder el tiempo. Procurar mirar lo negativo siempre como una amenaza es destructiva. Mirar lo positivo y pensar lo positivo constituye un sabio caminar en la vida. John Dewey dijo: “La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar”.

Julio C. Cháves.

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