miércoles, 14 de marzo de 2007

Percibamos la vida de un modo multidimensional.

Hay veces donde tenemos un enfoque simplista de la vida. Cuando hacemos uso del simplismo descuidamos aspectos de los que somos. Los simplistas dejan cabos sueltos. Cuando descuidamos aspectos de la vida, esos aspectos descuidados se pueden convertir en crisis. Por causa del simplismo muchos individuos tropiezan con el error y caen en el oyó del dolor. Los pensamientos simplistas engendran acciones simplistas. Y las acciones simplistas engendran vidas mediocres y simplistas. Lo que pensamos es lo que somos. Es por esto que debemos desarrollar una mentalidad madura para que podamos experimentar una vida de significado. El poeta Robert Browning dijo que “los pensamientos son el alma de la acción”.
No cabe duda que debemos despojarnos del simplismo porque el simplismo conduce a que tomemos decisiones indisciplinadas. La indisciplina entonces conduce a la frustración y la frustración a la amargura de espíritu. Es prudente que desarrollemos una mentalidad cimentada en la Biblia ya que esto nos permite analizar todas nuestras elecciones de vida. Conocer la Biblia nos permite analizar todas las opciones que nos rodean. Nos permite tomar decisiones inteligentes y productivas, tanto para nuestro beneficio como para el beneficio de nuestros seres queridos. Filipenses 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Según Emerson: “El pensamiento es la sede de la acción. El pensamiento, además, es el antepasado de toda acción”. Lo que pensamos nos da forma, nos configura interiormente. Es imprudente descuidar nuestra mente. Debemos de alimentarla con la palabra de Dios, pues las sagradas escrituras son el alimento que debe nutrirla. Pensar en torno a la palabra de Dios nos permite estar capacitados de modo positivo para tomar decisiones acertadas en los momentos traumáticos. Estar preparados para la toma de decisiones nos permite estar listos para los cambios de la vida. Dejar cabos sueltos puede llevarnos a experimentar una vida abrumadora. El simplismo es ineficiente y es igual a propender a una vida abrumadora. No seamos perezosos. Pensemos. Antes de tomar decisiones pensemos en las consecuencias de todas nuestras decisiones. Esa es la manera de no caer en errores tontos. Es mejor preguntarse cosas tontas antes de caer en errores tontos. Debemos ordenar las prioridades de la vida. Para hacer esto, es indispensable y crucial pensar. Pensar de modo coherente es necesario si queremos sacar provecho de nuestras elecciones de vida. Percibamos la vida de un modo multidimensional.
Debemos percibir a la vida de un modo contextual. La vida es compleja y tiene muchas explicaciones. Por esto, pensar es importante. Pensar de modo adecuado es percibir a la vida en su totalidad y sacar provecho de lo que somos del mejor modo posible. Alimentar nuestras mentes con la palabra de Dios nos permite discernir el bien y el mal, discernir las mentiras de las verdades, separar una verdad completa de un sofisma, separar las ilusiones artificiales de la verdadera felicidad que se halla en Dios. En efecto, despojarnos de los pensamientos simplistas debe ser una prioridad para nosotros. Billy Graham escribió respecto al pensamiento: “Si Dios destruyó al mundo en el pasado debido a su maldad, es razonable creer que todo el pasado, la lujuria, y la licencia que hoy reinan ha de producirle sufrimiento en el corazón como lo hizo en los días de Noé. Muchas personas sueñan con el pecado, se lo imaginan, y si tuviesen la oportunidad, lo comentarían. Todo lo que les falta es la ocasión. Es así que, a los ojos de Dios son pecadores tan grandes como si hubiesen cometido actos de inmoralidad. Todas las transgresiones comienzan con pensamientos pecaminosos. Tú, que te has llegado a Cristo en busca de un corazón puro, cuídate de los cuadros de obscenidad y sensualismo que Satanás proyecta sobre la pantalla de tu imaginación; selecciona con cuidado los libros que lees, los espectáculos a que asistes, los amigos con quienes alternas, el acumular malos pensamientos en tu mente, sería como permitir que se vaya juntando basura en la sala de estar de tu casa”.

Julio C. Cháves.

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