viernes, 9 de marzo de 2007

Niños y adolescentes influenciados.


Los videojuegos violentos con protagonistas que asesinan, mutilan, descuartizan y torturan ejercen una nefasta influencia sobre los niños y adolescentes. El contenido siniestro y sangriento de los videojuegos hace que los usuarios pierdan sensibilidad ante la vida humana. Los chicos con altos niveles de uso de estos entretenimientos violentos tienen numerosas discusiones con las figuras de autoridad como son los maestros y los padres, y además son más propensos a involucrarse en peleas físicas con otros chicos de su edad.
Los videojuegos y los juguetes que inducen al maltrato y a la tortura, ensalzan y propugnan conductas socialmente censurables. Hace como un , Eric Harris y Dylan Klebold, de 18 y 17 años respectivamente, entraron a tiros en su propio instituto, el Columbine, en Denver (Colorado, EEUU). Quince personas murieron y otras 24 resultaron heridas. Los dos asaltantes, miembros de una pandilla ultraderechista conocida como La Mafia de las Gabardinas, se quitaron la vida después de haber disparado sus armas semiautomáticas y hacer estallar varios explosivos. Era el 20 de abril de 1999. Días después del trágico suceso, saltaba a los titulares de la prensa la adicción de los asaltantes a los videojuegos. Y, concretamente sobre uno de ellos, el DOOM, cayó parte del peso de la culpa. Un estudio publicado en el Journal Clinical of Pediatrics y liderado por la doctora Funk en 1993, demostró que entre los 357 adolescentes encuestados, un 32% prefería los juegos de la categoría de violencia fantástica y un 17% los de violencia humana, mientras que sólo un 2% escogió los educativos. En este sentido, el informe de la UNESCO Global Media Violence Survey (1996-1997), destaca que «los menores no necesariamente adoptan el comportamiento que ven o con el que juegan, pero las imágenes violentas (videojuegos, televisión o cine) les proporcionan un modelo que podría considerarse normal y aceptable».
En todo el mundo y también en las ciudades pequeñas como Chacabuco, hay un alto nivel de violencia y conductas destructivas en los niños y adolescentes. La sensación de brutalidad que generan estos juegos es expansiva, provocando consecuencias traumáticas a corto y a largo plazo. Según un artículo que leí en una revista, las personas altamente aficionadas a este tipo de juegos sangrientos son más proclives a descargar su agresividad en la vida real que otros individuos. Según este estudio, llevado a cabo por Klaus Mathiak, de la universidad alemana de Aquisgrán, estudió a trece varones de edades comprendidas entre los dieciocho y los veintiséis años y que pasaban una media de dos horas al día con ese tipo de juegos. Los voluntarios eran expertos en juegos que los obligaban a entrar en enrevesados búnkers, para dar caza y eliminar a los terroristas y rescatar a los rehenes en poder de estos últimos. Sus cerebros fueron escaneados con imágenes de resonancia magnética y se analizó su actividad cerebral en relación con cada una de las escenas de los videojuegos. Para el estudio se compararon los ritmos de actividad cerebral antes y durante los combates, con los de otras fases del juego caracterizadas por una menor agresividad. Mathiak descubrió que algunas zonas del cerebro cobraban mayor actividad justo antes de un combate, mientras que la zona “emocional” se paralizaba prácticamente. Lo aceptemos o no lo aceptemos, los videojuegos violentos ejercen una nefasta influencia sobre los niños y adolescentes. Queda a merced de los padres la tutela de sus hijos. Al escribir este artículo mi única intención es informar sobre los entretenimientos peligrosos que alimentan las mentes de sus amados hijos. Jugar a los videojuegos no tiene nada de malo. Al fin y al cabo, podemos asegurar, apoyándonos en estudios realizados a miles y miles de voluntarios, que los usuarios de este tipo de juegos, incurren a corto o a largo plazo en conductas agresivas.

Julio César Cháves.
Escritor78@yahoo.com.ar

No hay comentarios.: