miércoles, 14 de marzo de 2007

La prisión de la mentira.

El Dr. Scott Peck, autor de “La Nueva psicología del amor”, escribió: “La realidad es que negarles una pieza clave de verdad a otros suele ser al menos tan engañoso como una flagrante mentira. Esta forma de mentir no sólo no es amorosa; en definitiva es odiosa. A la inversa, decir la verdad, en especial cuando hacerlo implica ciertos riesgos, es un acto de amor”. Las mentiras surten efectos dañinos en las mentes. Cuando un individuo miente, distorsiona la realidad y además, dice implícitamente: No te quiero, no me agradas, no me interesa lo que SOS, etc. Mentir es una señal de desamor. Al contrario, decir la verdad es una señal de amor, empatia y madurez psicológica. Decir la verdad con amor, es igual a decir implícitamente: Te quiero, te valoro, me interesa tu vida, etc. Solidificar las relaciones con la verdad es contribuir para que todos seamos personas más integras y más sinceras. Decir la verdad con transparencia es vivir una vida sin mascaras, asumiendo de un modo realista y responsable, los actos que configuramos.
Decir la verdad es atenernos a las consecuencias de nuestras elecciones de vida. Practicar la verdad es practicar la honestidad. Decir la verdad con buenos modales es sinónimo de buen corazón. Quien dice la verdad, “en especial cuando hacerlo implica ciertos riesgos”, como dijo el Dr. Scout Peck, es tener el coraje de un gigante y el corazón de un niño. La verdad solidifica los vínculos, fortalece las relaciones humanas y vivifica nuestra dignidad interhumana. La verdad es luz, pero la mentira es oscuridad. Mentir proviene del latín “Mentiri” y quiere decir: faltar a la verdad a sabiendas. Se conjuga como sentir. Por tanto, mentir implica no sentir nada o sentir de un modo maléfico hacia el objeto de nuestra mentira. Mentir es descalificar conscientemente a los demás. Mentir es fabricar sofismas que destruyen. Un sofisma es más cruel que la más flagrante de las mentiras. Un sofisma es no dar amor. Un sofisma es una media verdad, y una media verdad, es más mentira que verdad. Cuando mentimos o cuando comunicamos sofismas, engañamos y nos auto-engañamos. Quien se auto-engaña, conscientemente, es capaz de gestionar cualquier clase de engaño hacia sus semejantes. Los sofismas y las mentiras separan a las personas, dividen, crean muros destructivos, e impiden que nos comuniquemos con absoluta y sabia sinceridad. Por otro lado, decir la verdad con amor es sinónimo de poseer un sentido del valor saludable de uno mismo. Los que habitualmente practican la mentira son individuos que poseen un concepto negativo de si mismos y que por eso, canalizan eso negativo que posee en los demás.
Los seres humanos tenemos la capacidad de mentir o de decir la verdad. Nosotros elegimos como configuramos nuestras vidas. Battista dijo: “Si no puedes hablar bien de un semejante, aprende a experimentar la gran emoción que causa el no decir nada en perjuicio de él”. Y alguien dijo: “Si alguna vez escuchas algo en contra de una persona, no lo repitas… podría no ser verdad; y aunque tengas la plena seguridad y certeza de que es verdad…es sublime callar”. Jesús dijo:“No condenéis… y no seréis condenados...”. Finalmente Confucio nos recuerda: “El hombre superior vive en paz con todos los hombres”.

Julio C. Cháves

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