lunes, 19 de marzo de 2007

El fenómeno de la amistad.

Todo ser humano necesita ser percibido, aceptado, reconocido. Nadie puede “ser” separado de los demás. Para “ser” hay que “interser” con otros seres humanos. Necesitamos relacionarnos con nuestros familiares, los cuales forman parte de nuestras relaciones primarias; y además, necesitamos tener en funcionamiento relaciones secundarias, que son por ejemplo: los amigos. Los amigos ocupan un papel muy importante en la vida de una persona, ya que un amigo es un compañero de viaje, un compañero de la vida, un ser humano que también necesita “interser” como nosotros. Los amigos son una necesidad afectiva. Khalil Gibran escribió sobre la amistad: “Sus amigos son una respuesta a sus necesidades. Ellos son el campo que siembran con amor y cosechan con agradecimiento. Y ellos son la mesa y la lumbre. Porque ustedes van hacia ellos con hambre y los buscan con sed de paz. Cuando sus amigos les hablen francamente, no teman hacerles objeciones ni tampoco sientan recelo por perseverar para ustedes lo que hay de afirmativo de su parte. Y cuando estén callados, que no cesen sus corazones de oír su propio corazón. Porque la amistad no precisa de palabras para que afloren todos los pensamientos, todos los deseos, todas las esperanzas que nacen y se comparten en espontánea alegría. Cuando se separen de un amigo, no sufran. Porque lo que más aman en él aparecerá más diáfano en su ausencia, así como para el alpinista, la montaña es más clara y majestuosa ante los ojos de quien la mira desde el llano…”.
Para que una amistad sea sólida necesita de inteligencia, voluntad, ganas de procurar el bien del otro, como si fuera mi propio bien. Sin responsabilidad y compromiso no existe amistad duradera. Un amigo es quien nos ayuda cuando tiene que hacerlo y que nos deja por nuestra propia cuenta cuando tiene que hacerlo. Un amigo conoce al otro, lo entiende, lo comprende, lo ayuda con consejos, con miradas de aliento, con cosas buenas. Amar a un amigo es abandonar la prisión de la soledad, del individualismo, del aislamiento. C. S. Lewis dijo: “Los amores humanos merecen llamarse amor siempre que se parezcan a ese amor, que es Dios. (…) La amistad es el plato fuerte en el banquete de la vida. Los hombres que tienen verdaderos amigos son menos manejables y menos alcanzables. La amistad es el instrumento mediante el cual Dios revela a cada uno las bellezas de todos los demás”.
La amistad es muy importante. Sus opiniones, sus críticas constructivas, sus ojos puestos en nuestro potencial son muy cruciales y determinantes. Cuando un amigo tiene valores edifica nuestra vida. Un amigo es un compañero y colaborador de la vida. Si él ve que vamos por el camino equivocado nos va a decir que pensemos lo que estamos haciendo. Un verdadero amigo siempre maximiza lo positivo que tenemos, siempre nos ayuda a ir hacia delante, nos cuida, nos ayuda a crecer, y nos insiste en reforzar lo bueno, el potencial positivo que tenemos. Un amigo es un hermano metafísico, nos valora por lo que somos. Un amigo vive procurando el bien nuestro, busca la unión, nos visita, sonríe y llora con uno. Un amigo nos hace la vida un poco más fácil. Julián Marías en su libro “Tratado de lo mejor” nos cuenta: “El amigo de la moralidad se encuentra precisamente en lo mejor, lo cual es decisivo para la ordenación de la conducta y para esa operación que es vivir”.

Julio C. Cháves.

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